Chancay, 15 de noviembre de 1824.
Al General Sir Robert Wilson.
Señor general:
Me es muy satisfactorio tomar la pluma para Ud. por el motivo que me guía en esta oportunidad. Creo que debe ser muy lisonjero para Ud. el saber que su digno hijo y mi edecán se hace cada día más ecomendable por su carácter, modales y excelentes procedimientos. Como nadie puede ser juez más imparcial en esta materia, me apresuro a dar a Ud. esta agradable noticia para que en la ausencia de su tierno hijo pueda servirle de consuelo.
El vicepresidente de Colombia me ha escrito participándome que Ud. ha tenido la bondad de hacerme el precioso presente de dos libros de derecho y de guerra, de un valor inestimable: El Contrato Social y Montecúculi [1], ambos del uso del gran Napoleón. Estos libros me serán muy agradables por todo respecto. Sus autores son venerables por el bien y por el mal que han hecho; el primer poseedor es el honor y la desesperación del espíritu humano, y el segundo, que me ha honrado con ellos, vale para mi más que todos porque ha trazado con su espada los preceptos de Montecúculi y en su corazón se encuentra grabado el Contrato Social, no con caracteres teóricos, sino con hechos que se comparten entre el heroísmo y la beneficencia. Hablo del general Wilson, de este hombre maravilloso que, semejante a César y a Tito, ha recorrido el mundo con la espada en la mano; ha defendido en el parlamento los derechos de los hombres con una elocuencia digna del vencedor de Farsalia, y que no ha perdido un día sin hacer bien a la especie humana, como aquél que se llamó delicias del género humano. [2]
Los negocios de México han llamado en estos días mi atención, y me ha parecido que yo haría un bien a aquel estado indicándole que Ud. podría servirle de protector en estas circunstancias. En consecuencia, me voy a tomar la libertad de escribir privadamente al ministro de Colombia, residente en México, para que se insinúe con las autoridades del país a fin de que le supliquen a Ud. que quiera levantar una legión de bravos para auxiliar a México en caso de que los españoles lo invadan. Esta operación me parece fácil siempre que Ud. adhiera a ella, suministrándole del empréstito de Londres a Ud. los fondos necesarios para hacerla efectiva. Como Ud. se ha constituido en el soldado de la libertad, yo me lisonjeo que esta idea no puede serle a Ud. desagradable, aun cuando, por otra parte, se presenten a Ud. algunos obstáculos que puedan embarazarle en esta marcha generosa, y en mi opinión eminentemente heroica, porque la libertad del mundo está dependiente de la salud de América.
Acepte Ud. general, los sentimientos de mi consideración y aprecio.
[BOLÍVAR]
* De un impreso moderno: Bolívar, Simón, Obras Completas, Tomo II. pp. 43-44. El compilador advierte que fue tomado a su vez de una copia hecha por el capitán británico del batallón Rifles de la Guardia Miller Hallowes.