Chancay, 10 de noviembre de 1824.
Al Señor Marqués del Toro.
Agradezco a Ud. infinito, mi querido Marqués, el interés que Ud. ha mostrado en informarse con Diego, de mi vida y de mis trabajos. Puedo asegurar a Ud. francamente que lo pasado parece un camino de flores y que mis dolores existen en los días futuros.
El porvenir es mi tormento; es mi suplicio... Por acá hemos sido felices en esta campaña. Todo se ha logrado sin sacrificios. El crédito de nuestro ejército me ha ahorrado los peligros. Los españoles han perdido casi todo su ejército y casi todo el Perú. El cielo nos ha favorecido más que nunca. Sucre ha quedado en la provincia del Cuzco para continuar persiguiendo a los enemigos. Yo me he venido a tomar a Lima, a sitiar el Callao y a recibir el empréstito de Inglaterra. Dentro de muy pocos meses no quedarán españoles en América... Estas noticias supongo que darán a Ud. satisfacción y que le aliviarán la pena del introito de mi carta.
Entienda Ud., mi querido Marqués, que mis tristezas vienen de mi filosofía; y que yo soy más filósofo en la prosperidad que en el infortunio. Esto lo digo para que Ud. no crea que mi estado es triste y mucho menos mi fortuna. Si estoy triste, es por Uds., pues mi suerte se ha elevado tanto, que ya es difícil que yo sea desgraciado. Cuando yo perdiera todo sobre la tierra, me quedaría la gloria de haber llenado mi deber hasta la última extremidad, y esta gloria será eternamente mi bien y mi dicha.
[BOLÍVAR]
* De un impreso moderno: Blanco y Azpurúa, IX, p. 413, también aparece en: Bolívar, Simón, Obras Completas, Tomo II, pp. 37-38.