Bogotá, 16 de septiembre de 1828.
AL SEÑOR GENERAL BARTOLOMÉ SALOM.
Mi Querido General:
Me ha sido de mucho placer el recibo de las dos apreciables cartas de Vd. del 19 y 30 de julio y agradezco mucho la atención de Vd. de felicitarme por mi nombramiento a la cabeza del gobierno y todas las noticias que me comunica. Yo me alegro mucho que las tareas de Vd. hayan tenido tan buen éxito en ese departamento. La conducta de Vd. ha merecido toda mi aprobación, y estoy muy agradecido por todo el bien que ha hecho a la patria; pero, al mismo tiempo, me es sensible saber que Vd. se halla disgustado en su destino y entretiene temores que su permanencia ahí tendrá tristes resultados. Yo tengo esperanza que no sucederá nada de lo que Vd. se imagina. Y como una prueba de mi aprecio y amistad, aun conociendo lo importante que es su presencia en ese lugar, he mandado a proponer al general Ibarra el mando que Vd. tiene, y creo que lo aceptará. Ahora sólo suplico a Vd. tenga paciencia por los pocos días que le quedan.
En adelante no extrañará Vd. el que no me sea posible contestar regularmente las apreciables cartas de Vd., como me seria muy agradable y útil juntamente, porque no teniendo a mi lado la persona que llevaba la correspondencia privada, me será muy difícil responder mil cartas que me vienen de todas partes en cada correo. De todas las extremidades del mundo me escriben, y es necesario contestar a lo menos lo que es debido, por lo mismo he de merecer de mis amigos la indulgencia, que ahora reclamo, de que me perdonen las respuestas de las cartas que no sean muy importantes: sin embargo, yo no perdonaré a Vd. nunca que me deje de escribir diciéndome el estado de los negocios de la patria y los que le conciernen personalmente, pues a mi me será siempre muy agradable saber sus noticias.
Soy de Vd. afmo. Amigo.
BOLÍVAR.
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