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DOCUMENTO 1762. DEL ORIGINAL. O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL JOSÉ A. PÁEZ, FECHADA EN BOGOTA EL 9 DE AGOSTO DE 1828. INFORMANDO QUE LAS ACTAS DEL SUR, QUITO Y VALENCIA HAN MANIFESTADO UNA FIRME ADHESIÓN A SU PERSONA Y QUE RECIBE CONSTANTEMENTE LISONJERAS NOTICIAS DE VENEZUELA, UN PAIS AL QUE DESEA MEJORAR SIGUIENDO LOS CONSEJOS DE SUS AMIGOS; EXPONE QUE CONCUERDA EN LOS ASUNTOS PARA MEJORAR LA POLICÍA Y LA JUSTICIA Y DA NOTICIAS DEL ESTADO DEL SUR.

Bogotá, 9 de agosto de 1828.

A S. E. EL GENERAL J. A. PÁEZ.

Mi Querido General:

He recibido la apreciable carta de Vd. que me trajo el señor Revenga con la acta de Valencia, que me ha llenado de satisfacción por su prontitud y concordancia con la de Bogotá. El señor Revenga me da lisonjeras noticias de Venezuela, de lo que me he alegrado infinito, porque ese país me tiene siempre con un cuidado inmenso y mucho más después que sé que está alborotado el Oriente y pobre, pobrísimo en todas partes. No sé que hacer para mejorar la suerte de ese pobre país, porque sus males son de tal naturaleza que dependerá sólo de cambiar la faz de sus negocios para poderlo reformar, a menos que esos mismos caballeros tengan la habilidad de presentar algunos arbitrios, que podamos hacerle algún bien.

Sobre algunos puntos me ha tocado el señor Revenga que Vd. le encargó pusiera en mi conocimiento. Estoy enteramente de acuerdo con Vd. en que la policía debe entenderse y mejorarse, para lo cual será conveniente que se empiece a poner en planta el reglamento de policía general, sobre lo que podrá Vd. hacer oficialmente los reclamos que Vd. tenga por conveniente a fin de que aceleremos este gran paso de bienestar. También estoy de acuerdo en que la justicia debe establecerse tomo estaba en tiempo de los españoles, y ya Vd. está autorizado para que se haga asi. Igualmente convengo en que se permita extraer las mulas, pero ha de ser en los términos siguientes: primero, que se autorice al general Salom para que se extraiga por el departamento de Cumaná pagando por cada una de ellas treinta pesos por lo menos, a fin de que ese pobre departamento cuente con ese auxilio; pero no convengo en que se haga por ningún otro punto, pues mi intención es que el general Salom tenga este recurso, y él cuidará además de que no se haga ninguna extracción clandestina por ninguna otra parte que no sea la permitida por él mismo. También convengo con Vd. en que no se debe alterar el plan de hacienda de Venezuela y, todavía más, deseo que el crédito público se restablezca, y para lo cual encargo a Vd. muy mucho que las rentas del ramo no se toquen para nada, nada. Ya los ingleses han reclamado, por medio de su gobierno, su parte, y lo mismo el público de Colombia, pues es una lástima el estado de ruina en que están sus rentas.

Ya he mandado expedir el despacho de general de brigada para su amigo el coronel Ortega, a quien Vd. dará la enhorabuena de mi parte para que no sea ingrato conmigo y sepa que me alegro de sus ascensos.

Por el correo del Sur hemos sabido, no con poca satisfacción, que el general Gamarra se ha retirado de Bolivia pasando el Desaguadero después de haber ocupado La Paz por algunos días y puesto a aquel país en alarma y cuidado, sin embargo, en esta ocasión han probado los bolivianos que aman su patria y sus instituciones: ninguno le fue infiel y el general Sucre, aun en medio de esta terrible conflagración, nombró su sucesor: el general Urdaneta. El Perú, pues, se encuentra en una posición bien triste y aun vergonzosa, después de haber fallado en sus cálculos y hallarse burlado en sus pretensiones. Vd. habrá visto por nuestros papeles que le hemos declarado la guerra al Perú, mas no por esto podremos emprenderla tan pronto, porque aguardamos el resultado de la expedición española que nos amenaza diariamente y sobre lo cual he hablado a Vd. en mis anteriores. Esta misma circunstancia me ha obligado a dar el decreto de alarma y que Vd. debe [1]] cacarear cuanto sea posible, a fin de ahuyentar a los españoles y aquietar a los exaltados demagogos. No creo, por Acierto, que podamos llevarlo a efecto en todas sus partes, pero, al menos, haremos cuanto nos exige el deber para salvar la patria. Este decreto debe publicarse en todas partes con todo el alboroto posible, y hacerlo pasar a las Antillas para que llegue a la Habana.

Las cosas siguen por acá el curso que habían tomado: las actas del Sur llegan por todos los correos, y la última alcanzaba hasta Quito, donde se ha hecho con indecible entusiasmo. Todos han manifestado la más firme adhesión a mi persona y si Vd. excepciona alguno que otro partidario de Santander como Soto, Azuero y Gómez, la Nueva Granada no cede a Venezuela en sus sentimientos.

He sabido por el señor Revenga que Vd. está muy contento con el nuevo secretario Sanabria y que todos nuestros amigos estaban igualmente satisfechos de él. Yo le ruego a Vd. que lo conserve a su lado, pues ya que contenta a todos no debemos disgustar a nadie, y si le he de decir a Vd. la verdad, no estamos en tiempo de buscarnos desazones. Vd. no quiso aceptar a Guzmán, conserve éste, pues: yo se lo pido como un favor especial. Insisto en que el Dr. Peña venga a tomar su puesto en la alta corte de justicia, aunque no sea más que por algunos días, para su satisfacción y que sus enemigos se mueran de pena al verlo restituido a un puesto de que lo creían desposeído para siempre. Ya sabrá Vd. que voy a formar un consejo de estado con un ministro por cada departamento, en el cual entrará Revenga por Venezuela no estando aquí ni Peña ni Soublette que yo había pensado colocar. Sin embargo, se ha puesto a Soublette nominalmente, aunque no vendrá en algún tiempo, según entiendo, pues no quiere volver más al ministerio y desea permanecer al lado de su familia en calidad de labrador. Todo el mundo desea que Vd. permanezca en Caracas la mayor parte del tiempo y yo se lo ruego y mucho más con el nuevo destino que va Vd. a tener. Este será el de prefecto de los tres departamentos que están a sus órdenes, los que se disolverán en las provincias de sus nombres. No habrá más que un intendente de hacienda para todos ellos, y Vd. será el jefe superior de guerra, hacienda, justicia y administración, debiendo entenderse cada uno de los gobiernos con Vd., debiendo estar el intendente de hacienda a las órdenes de Vd. En una palabra, va a ser poco más o menos un virreinato o vicepresidencia de la provincia de Barinas, Achaguas, Carabobo, Caracas, Barcelona, Cumaná, Guayana, y Margarita. Repito que no habrá más intendentes sino gobernadores; y en Caracas habrá un gobernador político y militar para que gobierne la provincia, siempre bajo las órdenes del prefecto o jefe superior. Esto impedirá que los intendentes tengan tantas preminencias e Influencias; pero Vd. tendrá mucho que hacer, pues se le duplicarán los trabajos y tareas, mas no me ha sido posible dejar de formar este nuevo plan de reforma para las extremidades de Colombia. Soy de Vd. su afmo. amigo.

BOLÍVAR.

Notas

[1] [El original dice: "el decreto de alarma que Vd. cacarear ete.

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