A MANUELA SÁENZ.
El yelo de mis años se reanima con tus bondades y gracias. Tu amor da una vida que está espirando. Yo no puedo estar sin ti, no puedo privarme voluntariamente de mi Manuela. No tengo tanta fuerza como tú para no verte: apenas basta una inmensa distancia. Te veo aunque lejos de tí. Ven, ven, ven luego.
Tuyo de alma.
Esta carta no tiene fecha. En ’’ Papeles de Bolívar’’ la publicamos en el mes de septiembre de 1827. Después hemos creído que corresponde a época posterior y por eso la colocamos aquí.