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DOCUMENTO 1744. DEL ORIGINAL O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL JOSÉ A. PÁEZ. FECHADA EN BOGOTÁ EL 22 DE JULIO DE 1828, INFORMANDO LAS OCURRENCIAS DE LA CONVENCIÓN, LA CORTE DE JUSTICIA Y SANTANDER; EXPLICA PORQUE LA EXPEDICIÓN ESPAÑOLA PREFIERE A COLOMBIA ANTES QUE OTROS PAISES Y EXPONE TEMER QUE EL ATAQUE SE HAGA EN LAS CERCANÍAS DE MARACAIBO, CORO O POR RÍO HACHA POR LO QUE DICTÓ MEDIDAS Y PARTICIPA QUE MANDARÁ A FORMAR EN CARACAS UNA ESCUELA MILITAR BAJO LA DIRECCIÓN DE EL GENERAL O’DALLY.

Bogotá, 22 de julio 1828.

A S. E. EL. GENERAL J. A. PÁEZ.

Mi Querido General:

He recibido la apreciable carta de Vd. última en que me habla, como acostumbra, con el mayor juicio y acierto contra las locuras de la convención y Santander, y me añade Vd. al fin la extravagante ocurrencia de la corte de justicia, que ha tomado parte oficial en mi mensaje como si ella sola fuera Colombia. Para castigarle su fatua arrogancia he mandado que le cometan a Vd. la comisión de hacerla residenciar, como ella misma lo pide, para que se averigüe su santidad o su torpeza y, según me han dicho los que conocen en esta materia, tendrá Vd. que tornar la medida de suspenderla y de nombrar otra para privarla de su influencia durante este examen. En fin, Vd. sabrá lo que deba hacer después de tomar buenos consejos. Yo no he podido evitar este decreto, porque hubieran dicho mil cosas contradictorias contra mí atribuyendo a miras siniestras mi moderación; pero si ocurrieren disgustos y desazones por este paso, la culpa será de ellos y no tendrán a quien culpar, sino a su propio orgullo. Según el principio de esos señores, toda la república debiera estar ocupada todos los años en desmentir el mensaje del presidente que habla de hechos particulares y no de generales por no dejar en silencio los motivos de desorden. Yo he hablado de las faltas que habían cometido en cada departamento del estado y, por lo mismo, el ejército debería quejarse y cada uno también para que lo declarasen inocente, y entonces sería indispensable dar el derecho de hacer los mensajes a los fiscales y acusadores públicos, pues nunca los gobiernos nombran las personas sino los hechos. Por último, esos señores han cometido una grande imprudencia que la pagarán y no les quedará la gana de hacer los desfacedores de entuertos. El hecho es que un loco conduce a muchos locos. Si el doctor Yanes oyera esta máxima diría que por qué no citaban el nombre del loco, y si apelaban a mí, tendría que nombrarlo a él. Pero esto lo haría en particular y no en un mensaje.

Sabrá Vd. que por todas partes vienen noticias confirmando el que la España preparaba para la América una expedición de 12.000 hombres, y como Colombia, Guatemala y Méjico son los que ’deben ser elegidos, debemos temer mucho por nuestra suerte. Yo creo que podemos ser preferidos a los otros por las siguientes razones: primera, porque somos los únicos que auxiliamos a los que [1]] están atacados y, por lo mismo, conocerán que lo mejor es atacarnos a nosotros para que nadie nos auxilie ni auxiliemos a nadie. Segunda, porque saben en España nuestras terribles divisiones y, aunque en Guatemala las hay mayores, los españoles elegirán aquel punto, porque combatirían con los tres a la vez, con nosotros por el Sur y con Méjico por el Norte. Tercera, porque estamos en guerra con el Perú y saben que tenemos que dividir nuestra atención entre las costas del Norte y las fronteras del Sur. Cuarta, porque los jefes expedicionarios son casi todos los salidos de Colombia y conocen este país mejor que ninguno otro, y porque suponen que en Colombia hay más godos que en ninguna otra parte y que pueden formar un ejército de este país, donde hay los mejores soldados, capaces de conquistar la América. Además, nuestras costas son inmensas y todas abordables, en tanto que las de México y Guatemala son enfermizas e inaccesibles hasta el extremo. Últimamente, desde Coro a Santa Marta pueden hacer su entrada en el país entre amigos y favorecedores y, aunque tendrán al principio fingidos ataques sobre el Oriente, no será más que para llamar nuestra atención por aquella parte.

Yo temo mucho que el ataque se haga en las cercanías de Maracaibo, bien por Coro o por Río Hacha, para apoderarse de ese lago que les da mil ventajas, y que Maracaibo las ofrece para un punto central de depósito, apoderándose del castillo de San Carlos que es intomable para nosotros y muy tomable como ya se ha visto para ellos. Desde luego debe Vd. mandar las compañías de Granaderos que están en Puerto Cabello y Caracas a Maracaibo, pues que pertenecen a aquella guarnición.

Yo he dictado una medida bien importante para hacer socorrer aquel punto con eficacia y es la de haber obligado al jefe del Magdalena a defender a Maracaibo, habiendo nombrado al general Montilla jefe superior de los departamentos del Magdalena, Istmo y Zulia. Pero desde ahora le digo a Vd. que él no podrá socorrer a Coro en el caso de que invadan aquella provincia, pues no debemos contar con comunicaciones por mar en este caso, pues los españoles traerán fuerzas marítimas inmensas. Montilla podrá socorrer muy bien a Maracaibo y Vd. a Coro con las tropas del Occidente, pues nos quedará a lo menos el recurso de tierra. Por lo mismo, pues, apenas sepa Vd. que han sitiado a Coro o Maracaibo, que deberá Vd. mandar refuerzos a Coro para que no se introduzcan en Venezuela por aquella parte y tenga Vd. mayores trabajos con esos corianos, que son los más godos del mundo. También debe Vd. avisar al Oriente que estén muy prevenidos y, sobre todo, a Guayana, pues también es muy posible que manden una expedición por el Orinoco y el resto por Río Hacha o viceversa, como es más natural, pues que apoderándose de nuestros llanos y del Apure, tendrían recursos de bestias y de ganado. Yo no sé por que lo temo; pero pienso que si los españoles vienen a los departamentos de Venezuela y por más que Vd. se prepare, siempre lo cogerán desprevenido; porque la sorpresa de un ataque marítimo siempre es inevitable.

En fin, en el desgraciado caso de que esos señores vengan, debe Vd. ponerse en contacto con el general Montilla y con el gobierno, para que cada uno haga por su parte lo que pueda, sin atender qué punto han atacado, sino que debemos simultáneamente obrar contra ellos.

Tengamos advertido que si la expedición viene a la Habana el peligro es más remoto; pero si viene a Puerto Rico infaliblemente viene sobre nosotros, pues que Puerto Rico está muy proporcionado para ser punto de partida, y si vienen allí es por necesidad y no por conveniencia, porque la isla no tiene recursos como la Habana.

Voy a mandar formar en Caracas una escuela militar cuyo proyecto lo formarán los generales Soublette, Briceño, Clemente, Escalona, Carabaño y Valero, para que, aunque estén ocupados muchos, los otros trabajen sin ausencia de detenerse, [2]] todo bajo la dirección de Vd.; el general O’Dally puede ser el director de esta escuela militar. Los mismos generales se encargarán de formar una ordenanza para el ejército, que es ya urgentísima, y la ocasión es propicia para hacer una cosa buena. Soy de Vd., afmo. amigo que le ama de corazón.

BOLÍVAR.

P. D.—Recomiendo a Vd. a Pelgrón para que le dé un destino, pues me dice que está muy pobre y no lo merece.

Notas

[1] [así está el original.

[2] [así está el original.

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