Bogotá, 29 de junio de 1828.
SEÑOR GENERAL BARTOLOMÉ SALOM.
Mi Querido General:
Tengo el gusto de escribir a Vd. desde esta capital, cuyo pronunciamiento ha decidido de la suerte del país conforme lo había manifestado la voluntad nacional, triunfando de este modo las reformas que emprendió Venezuela con tanta dificultad. Estos departamentos, pues, no reconocen más autoridad que la mía, y como Venezuela y el Sur habían manifestado casi este mismo deseo, se puede esperar, o aun [1] decir, que la nación entera me ha cometido sus poderes. Sin embargo, creo necesario que digan su última voluntad para esta nueva época, y no espero sino este pronunciamiento para decir a la nación que respondo de sus destinos, o, cuando menos, haré cuanto me sea posible para salvarla de los peligros que la amenazan, y, por lo tanto, Vd. como jefe de ese departamento, como íntimamente interesado en la prosperidad de esta patria, hará estas ideas presentes entre esos habitantes.
De Venezuela escriben las personas respetables que están muy contentas con la policía que hace grandes bienes, y, por lo mismo, recomiendo a Vd. estos establecimientos, así como la mejora de las rentas y la reforma de justicia, para lo cual me emplearé sin distracción.
Yo he recibido de esta capital la satisfacción más completa con [2] el modo con que me ha recibido en esta ocasión.
Trabaje Vd. con tesón, mi querido general, y créame su afino, de corazón.
BOLÍVAR.