Ubaté, 20 de junio de 1828.
AL SEÑOR DOCTOR JOSÉ MARÍA DEL CASTILLO RADA.
Mi estimado amigo:
Hoy, al llegar a este pueblo, he tenido el gusto de recibir la apreciable carta de Vd., de la Cruz, y los documentos que la acompañan relativos a la gran convención.
Ya considero, mi querido amigo, cual habrá sido el placer que Vd. habrá tenido al recibir la noticia de las ocurrencias de la capital y la acta popular que ha sido reproducida por todos los pueblos de la provincia de Bogotá, y no hay duda que lo será en todo el resto de la república: tal es su situación, tal su encono contra la gran convención, que ha burlado sus esperanzas y comprometido su existencia. En este conflicto han ocurrido a mí, para que los salve de la anarquía, confiriéndome la autoridad suprema. Esta ha sido la expresión con que me han recibido estos pueblos.
Cada día tengo que admirar la noble y esforzada conducta de Vd. y compañeros en la gran convención, en que han tenido que luchar contra la perfidia más inicua y la intriga más refinada; y mi satisfacción se aumenta hasta lo infinito al ver que Vd. ha obrado conforme con la voluntad del pueblo y de acuerdo con sus deseos. A Vd., pues, felicito por este desenlace afortunado que da nueva vida a Colombia; a Vd., que la ha salvado de los intrigantes facciosos. Yo, pues, me encuentro comprometido con el pueblo de Colombia, que ha fijado sus esperanzas en mí, y muy particularmente la Nueva Granada, que ha dado el ejemplo. Desde luego, sigo rápidamente a la capital, Conde me esperan nuevas tareas; y allí le aguardo, mi querido amigo, para que me ayude, y completemos la obra de la regeneración; para que sentemos la patria sobre bases tan sólidas: como liberales; para que la pongamos al abrigo de las tempestades.
Tenga Vd. la bondad de saludar a los amigos que aun estuviesen con Vd.; al señor De Martín que no le contesto, porque lo considero en marcha a Cartagena, y Vd., mi querido amigo, reciba el afecto de
BOLÍVAR.
El original existe en la colección Restrepo. Bogotá.
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