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DOCUMENTO 1705. DEL ORIGINAL. O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ, FECHADA EN BUCARAMANGA EL 4 DE JUNIO DE 1828. INFORMANDO QUE MARCHARÁ A BOGOTÁ PORQUE NADA ESPERA DE LA GRAN CONVENCIÓN, NO OBSTANTE, INDICA QUE SE DEBE MANTENER LA FIRMEZA PARA QUE EL ESTADO NO SE DISUELVA; PIDE QUE LE VISITE O ESCRIBA MIENTRAS AGUARDA LOS RESULTADOS DE OCAÑA.

Bucaramanga, 4 de junio de 1828.

(AL SEÑOR GENERAL PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ).

Mi Querido Briceño:

La última carta que he recibido de Vd. me ha decidido a tomar un partido definitivo; me voy, pues, para Bogotá, ya que aquí no tenemos nada que esperar de la gran convención. Puesto a la cabeza de la administración general y oyendo los consejos de los secretarios de estado, obraré del modo más conveniente para la república, que deberá ponerse en una gran conmoción luego que vean burladas las esperanzas de todos.

Por lo mismo, es indispensable mantenernos con la mayor firmeza para que el estado no se disuelva. Vd. le dice a O’Leary que ¿cómo es posible que yo no obre conforme a mi firmeza inexorable? ¿y cree Vd. que yo pueda haberla abandonado? no, mi querido Briceño, soy el mismo de los años pasados, y no creo que mudaré nunca porque reside en la médula de mis huesos el fundamento de mi carácter. Yo siento que la energía de mi alma se eleva, se ensancha y se iguala siempre a la magnitud de los peligros. Mi médico me ha dicho que mi alma necesita de alimentarse de peligros para conservar mi juicio, de manera que al crearme Dios, permitió esta tespestuosa revolución para que yo pudiera vivir ocupado en mi destino especial. Si madama de Staél me prestara su pluma, diría con ella, que soy el genio de la tempestad, como aplicó esta frase a Napoleón. En fin, Vds. me han vuelto a la actividad y, por consiguiente, no deben temer que yo los abandone como ha llegado Vd. a sospecharlo. Cumplan Vds., pues, con su deber, que yo haré el mío.

Dentro de cuatro días parto de aquí para acercarme a Bogotá, y no perder tiempo: no espero por Vds. aquí porque dudo que puedan venir todos, por carencia de bagajes y otros accidentes, pero de todos modos esperaré el resultado de Ocaña en el Socorro, pues espero que Vds. vengan a verme allí o bien que me escriban. De aquí al Socorro no hay más que dos pequeñas jornadas, y es camino para la mayor parte de los diputados. Pero si algunos tuvieren que hacer estas marchas más, siempre serán muy pocos. Los del Magdalena pierden poco camino y los de Venezuela mejoran su tránsito, porque no tienen que pasar por ese abominable páramo de Vetas. Además, quien sabe si conviene convocar el congreso y entonces nada se ha perdido. Hablando más claro, yo no sé todavía lo que podremos resolver y espero para ello verme con los diputados de la gran convención y recibir noticias de los ministros que están en Bogotá, a quienes he consultado sobre esta horrible crisis; entonces determinaremos lo mejor.

Al señor Castillo no le escribo, porque él no lo ha hecho en dos correo" seguidos, pero Vd. tendrá la bondad de presentarle esta carta para que se imponga de ella.

Es inútil decir a Vd. que deben informar de todo al general Montilla. Déle Vd. mil expresiones a los señores amigos, de la convención, y reciba mi corazón.

BOLÍVAR.

(*)Museo Boliviano, Caracas, Nº 1.437.

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