Bucaramanga, 30 de mayo de 1828.
A S. E. EL GENERAL JOSÉ ANTONIO PÁEZ.
Mi Querido General:
La última carta que escribí a Vd. fue con el teniente coronel Herrera, que marchó de aquí llevándole a Vd. las últimas noticias de Ocaña y del resto de la república. Añadiré a Vd. ahora que ya se ha empezado la lectura del proyecto de constitución que, si hemos de creer el prospecto con que lo presentan, está lleno de miras sabias y saludables; pero como los que lo han hecho son enemigos, debe contener algún veneno oculto.
Nuestros amigos se preparaban a rechazarlo, a proponer otro que tienen formado, más conforme a las necesidades de Colombia, y si no consiguen hacerlo pasar, estaban resueltos a abandonar las sesiones y de este modo anular el campo, y la convención. El hecho es que los enemigos han formado un proyecto sobre mi mensaje y los amigos quieren un gobierno más fuerte y vigoroso. Todos piensan en continuarme en el mando; pero yo no lo acepto si no es útil y conveniente al pueblo, pues no quiero comprometerme de nuevo para salir mal, como ha sucedido en esta última época.
Sabrá Vd. que los gobiernos de Francia e Inglaterra se han declarado muy adictos a mí y aun han hecho conocer estos sentimientos por medio de sus ministros. Ellos dicen que verán con mucho gusto el mando en mí; y la Francia añade que no le gustan nuestras leyes demagógicas.
De todas partes me vienen noticias que están resueltos a sostenerme a todo trance, y aun a oponerse a la convención si se conduce mal, sea con respecto a mí, o por la constitución. Si he de decir verdad, todo nos lisonjea a las más grandes esperanzas, y hasta los mayores moderados se deciden a todo, con tal que se salve la república.
Soy de Vd. de corazón.
BOLÍVAR.
P. D.—No he recibido ni una letra de Vd. en mucho tiempo.