Bucaramanga, 16 de mayo de 1828.
AL SEÑOR GENERAL BARTOLOMÉ SALOM.
Mi Querido General:
Con impaciencia mortal aguardaba la muy estimable carta de Vd. del 13 del próximo pasado que llegó a mis manos anteayer, y no puede Vd. imaginarse cuanto placer me ha causado saber que Vd. se ha resignado a un sacrificio que ha debido costarle mucho: sólo yo, que conozco a Vd. tan a fondo, sabré apreciarlo. Por lo tanto, no tenga Vd. cuidado, mi querido general, en julio precisamente será Vd. relevado de su destino por el general Carreño u otro si éste no quisiese ir; pero entre tanto deseo que Vd. trabaje como tiene de costumbre por arreglar ese país y mejorar su sistema de hacienda: los empleados particularmente, el ramo de sales y los contrabandos deben ocupar la atención de Vd. Procure Vd. también estar siempre en buena armonía con el general Páez, bien que en el carácter de Vd. no se necesita esta prevención.
Las cosas de Ocaña van bien porque en estos últimos días se han reunido nuestros amigos y se han aumentado sus votos con cuatro del Sur que han sido todos excelentes. Se había rechazado la federación y se estaba trabajando las bases de las reformas por una comisión que debe presentarlas a la convención. Si ellas no son tales que puedan mejorarla en mucho, mis amigos están resueltos a no aceptarlas y a abandonar Ocaña antes que permitir el triunfo de la iniquidad, denunciándolos a la nación como los autores de sus desgracias.
Por allá nos veremos muy pronto y entre tanto créame Vd. su afmo. amigo.
BOLÍVAR.
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