Guayana, 6 de agosto de 1817.
[A don Martín Tovar Ponte.]
Mi querido Martín:
He recibido una carta tuya muy atrasada, de mayo, y con ella una proclama; aunque me parece muy buena, no es conveniente; te diré de ella lo que dijo Sócrates [1] a un amigo suyo que le presentó una bella defensa para que se salvase de la persecución de sus enemigos. Le respondió, digo, está muy buena pero no me conviene, porque un par de zapatos, aunque estén bien acabados, no sirven a todos los pies. El canónigo [2] restableció el gobierno que tú deseas [3] y ha durado tanto como casabe en caldo caliente. Nadie lo ha atacado y él se ha disuelto por sí mismo [4] . En Margarita lo desobedecieron; en Carúpano lo quisieron prender; a bordo lo quisieron poner en un cañón, se entiende para llevar azotes; aquí ha llegado, y aun no le he visto la cara porque los individuos se dispersaron, no de miedo sino de vergüenza de que los muchachos lo silbasen [5] . Yo he usado de la moderación de no haber escrito ni una palabra, ni de haber dicho nada contra el tal gobierno federal, y sin embargo, no ha podido sostenerse contra todo el influjo de la opinión. Aquí no manda el que quiere sino el que puede.
Por fin tenemos a Guayana libre e independiente. Ya es tiempo, pues, que Vds. se vengan para acá, a participar de nuestros trabajos y también de nuestras glorias, si las logramos o, por lo menos, a morir en el país que nos dio la vida. Todo nos lisonjea una bella campaña, porque los pueblos están cansados de la guerra, y así están decididos por nosotros a pesar de las vejaciones que sufren de una y otra parte; pero parece que los españoles se han hecho muy odiosos, puesto que nos prefieren. Esta provincia es un punto capital; muy propio para ser defendido y más aun para ofender; tomamos la espalda al enemigo desde aquí hasta Santafé [6], y poseemos un inmenso territorio en una y otra ribera del Orinoco [7] , Apure [8] , Meta [9] y Arauca [10] . Además poseemos ganados y caballos. Como en el día la lucha se reduce a mantener el territorio y a prolongar la campaña, el que más logre esta ventaja será el vencedor.
Muy pronto pienso marchar al otro lado del Orinoco a aprovechar los momentos propicios que nos ha presentado la suerte en los Llanos de Caracas; pues ya todos están en poder de Zaraza [11] y las guerrillas españolas se han reunido a él. No espero más que organizar de nuevo esta provincia y el ejército que me sigue a Caracas. Para esto, con un mes, tengo bastante, y en este mes me vendrán algunos pertrechos que necesito para dejar aquí y llevar conmigo. Así, pues, te encargo que procures que algunos comerciantes nos traigan pólvora, plomo, piedras de chispa v fusiles, sobre todo pólvora fina para fusil; aquí serán pagados con la mayor exactitud y sin el menor retardo.
Ya es tiempo de que te vengas, a ver si la patria recobra sus hijos dispersos, y para que veas que las circunstancias no son las mismas que el 19 de abril [12] ; entonces el derecho tenía algún valor, pero ahora la fuerza y la maña es la que manda, y eso con mucha dificultad, porque nuestras guerrillas son verdaderamente independientes, y no obedecen sino a los que tienen un ejército muy grande.
No soy más largo, mi querido Martín, porque tengo mucho a que atender en este momento y el correo debe partir en el acto; pero manda siempre a tu mayor amigo, que desea verte y abrazarte. Como igualmente a tu amable familia por quien ansia mi edecán [13] como buen hijo y buen hermano. El se conduce muy bien, aunque tan sordo como siempre, pero más bueno que nunca. Le doy excelentes consejos, aunque no le doy mucho dinero porque la pobreza conserva la virtud, que es lo más estimable en el mundo.
Adiós otra vez, tu afmo.
Simón.
* De un impreso moderno. En “Simón Bolívar. Obras Completas”. (La Habana, 1947) T.I., págs. 254-255, publica el Dr. Vicente Lecuna este documento con indicación de haberlo tomado del original. El nombre del destinatario lo da entre paréntesis lo que permite suponer que no constaba en el manuscrito. La Comisión Editora no ha podido examinar el original. Sobre el destinatario, quien se encontraba entonces asilado en una de Las Antillas neutrales, véase la nota principal del doc. n° 1762,. El lugar donde aparece firmada la carta de Bolívar es la población de La Vieja (o Antigua) Guayana, que pocos días antes había sido evacuada por los realistas y ocupada por las fuerzas republicanas.