[Al señor Marqués del Toro y a don Fernando Rodríguez del Toro] [1]]
Mis queridos amigos:
¿Se han muerto Vmds. [2] o han bebido las aguas del Leteo? [3]] Un silencio tan profundo me hace pensar [4]] que Vdms. han cesado de existir en el mundo político. No sentiría tanto este [5]] silencio [6]], si algo me indicase que conservan aún los sentimientos de amistad que siempre me han profesado. Pero nada en Vmds. da señal de vida, a lo menos con respecto a mí. Mi querido Marqués, mi querido Fernando, no sean Vmds. ingratos [7]] con un amigo tan fiel, tan constante y tan tierno como yo. Si Vmds. se han olvidado de mí son muy injustos, y merecen mil quejas de mi parte.
¡Cuánto celebraría volver a ver a Vmds., para que hablásemos detalladamente del caos en que nos hemos sepultado [8]] desde que no nos vemos! Vmds. envueltos en las tinieblas del Limbo [9]], y yo en los horrores del Averno [10]]. El resto de nuestros días lo pasaríamos en contarnos recíprocamente, Vmds. lo que han sufrido y observado, y yo lo que ha pasado por mí, o por mi vista. Entonces nuestros pasados males se convertirían en bienes, pues que ellos divertirían nuestros últimos días.
Querido Fernando: uno que se llama Gobierno [11]] te ha nombrado, o por mejor decir te ha llamado para que vuelvas al Poder Ejecutivo; sea legítimo o no, yo apruebo [12]] su medida y te llamo con más instancia que el tal Gobierno. Añado que el Marqués también debe venir a ocupar el mando de mi co- razón, ya que tú vienes a ocupar el de la Patria [13]] . El destino que ofrezco a mi [14]] querido Marqués es más seguro, aunque no sea tan honroso como [15]] el de Fernando.
Vengan Vmds., queridos amigos, a morir por su país, o por lo menos a morir en él. Yo creo que es preferible la muerte a la expatriación y a la vida apática y nula [16]] que Vmds. sufren. Digo más: que es preferible vivir en cadenas por la patria a existir fuera de ella en una triste inacción [17]]. En fin, amigos, Vmds. deben venir a envolver sus cenizas con las de sus padres, amigos y compatriotas: Vmds. fueron autores de esta regeneración o mejor diré de nuestra [18]] redención. Vmds., pues, no deben abandonarla en medio del torbellino que la agita. La conciencia debe decirles noche y día que el destino que ahora tienen no es el que la patria y el deber les ha señalado. Yo así lo pienso, y me atrevo a decirlo porque espero que Vmds. no se harán sordos al grito de mi solícita amistad.
Por último, amigos, diré a Vmds. que ya es tiempo de sacudir el letargo en que Vmds. yacen: ya es tiempo de recoger el fruto de los sacrificios: la victoria, la paz y la felicidad [19]] nos prometen sus favores; vengan Vmds. a saborearlos conmigo, con sus hermanos, con sus amigos, con todos en fin, pues que todos aman a Vmds. cordialmente [20]] Pero nadie tanto como
SIMON.
* De microfilme de un manuscrito firmado y corregido. En el Archivo Nacional de Colombia, en Bogotá, se conserva este documento, el cual fue microfilmado por la Fundación John Boulton, de Caracas, en la Sección Venezolana del Archivo de la Gran Colombia, Serie C. tomo XXII, Nos. 70-72, de donde lo ha transcrito la Comisión Editora. Ofrece la peculiaridad de llevar la firma autógrafa de Bolívar (sólo el nombre, "Simón", dado el grado de amistad que le unía a sus corresponsales) pero al mismo tiempo presentar varias tachaduras y enmiendas en el cuerpo del documento, que está todo escrito de puño y letra del amanuense Jacinto Martel, de quien son también las correcciones mencionadas. El hecho de que la carta aparezca firmada permitiría considerar que nos hallamos en presencia del documento original, pero las numerosas correcciones sugieren que no es así, sino que se trata de un borrador. Pueden haber sucedido, varias cosas: a) El Libertador le dictó la carta a Martel, la revisó luego con éste y le hizo corregir numerosos errores de grafía ("Aberno" por "Averno") o de oído ("capaz" por "la paz") etc., y sea por impaciencia o por falta de tiempo para recopiarla —un barco podía estar a punto de salir hacia Trinidad— decidió firmarla y enviarla tal cual estaba, con correcciones y todo. En este caso, nos hallaríamos en presencia de la carta original, b) El Libertador dictó la carta y la firmó sin leerla; pero luego se fijó en los errores y se los hizo corregir a Martel, a fin de que éste, tratando a la carta firmada como si fuese un borrador, la pasara de nuevo en limpio. Luego Bolívar firmó esta última, la cual fue remitida a los destinatarios, mientras que la primera, aunque firmada, permaneció en el Archivo como si fuese un borrador o una copia. Esto sería lo que tendríamos ahora a la vista, en tal caso. Es difícil dictaminar con precisión cuál de las dos hipótesis (que admiten modificaciones de detalle) es la verdadera: La Comisión se inclina hacia la B. Ante esta relativa inseguridad del texto (pues el Libertador bien pudo introducir algún cambio en la segunda copia, si se admite la hipótesis b), la Comisión ha decidido señalar en las notas ciertas diferencias que se observan entre el texto del documento conservado en el Archivo Nacional de Colombia y el texto de una copia de la cual se valió el Dr. Vicente Lecuna para publicar esta carta en la primera edición de Cartas del Libertador, tomo I, pp. 281-282 (Caracas, 1929). Respecto a los destinatarios, se trataba de los hermanos Francisco Rodríguez del Toro mejor conocido por su título (Marqués de Toro) y Fernando Rodríguez del Toro (más corrientemente llamado Fernando Toro) quienes estaban entonces asilados en la isla de Trinidad. El segundo se hallaba inválido a causa de una grave herida recibida en combate, frente a Valencia, en 1811, y el Marqués se resistía a separarse de él; así, sólo regresaron a tierra venezolana después de la batalla de Carabobo. Sobre el Marqués de Toro, consúltese la nota 1 del doc. n° 22. Sobre su hermano Fernando, la nota 2 del doc. n° 88. A ambos se refiere igualmente la nota 1 del doc. n° 112 todos en la Correspondencia Personal.