En la villa de Turbaco a veinte y cinco de marzo de mil ochocientos quince, quinto: S.E. el Capitán general de los ejércitos de la Nueva Granada, y en Jefe del destinado contra Santa Marta [1]; después de haber convocado a junta general y extraordinaria de guerra, y hallándose presentes S.E. el General de Brigada, ciudadano Florencio Palacios [2], el Comandante general de caballería, Coronel ciudadano Bartolomé Chaves [3], el Comandante del Batallón de La Guaira, ciudadano Domingo Meza [4], el de la Guardia de Honor, ciudadano Tomás Montilla [5], el del Quinto de línea, ciudadano Juan José Vigil [6], el del de Caracas, ciudadano Miguel Martínez [7], el del de infantería de Honor, ciudadano Manuel Manrique [8], el del de Tunja, ciudadano Francisco Vélez [9]; el Sargento mayor del Batallón de Caracas, ciudadano Pedro León Torres [10], el de la Infantería de Honor, ciudadano Ambrosio Plaza [11], el del Batallón de Barlovento, ciudadano José Anzoátegui [12], el del de La Guaira, ciudadano Juan Salías [13], el Comandante accidental de artillería, ciudadano José Luis Muñoz [14], el de la caballería de Honor, ciudadano Domingo Pomar [15], el de Soberbios Dragones, ciudadano Carlos Espinoza [16], y yo como Secretario [17], sin haber asistido el Mayor general, Coronel ciudadano Miguel Carabaño [18], el Comandante del Batallón de Barlovento, ciudadano José María Linares [19], los Tenientes Coroneles ciudadanos Salvador Cansino [20] y Guerrero [21], Juan Antonio Guevara [22] y Fernando Carabaño [23], por hallarse en comisiones del servicio y fuera del Cuartel general; leída por mí la correspondencia entre S.E. el Capitán general y el Supremo Gobierno, el Excmo. señor Presidente del Congreso en comisión, Juan Marimón [24] y el Excmo. señor Gobernador del Estado de Cartagena [25], puesto a la consideración del Consejo el resultado de las misiones del Secretario ciudadano José R. Revenga [26] y Comandante Tomás Montilla; demostrada por S.E. la necesidad de separarse del ejército con respecto a la resistencia del Gobierno de Cartagena a prestarle auxilios y de la enemistad particular que ostentan profesarle los mandatarios de Cartagena, dijo: que habiendo solicitado del señor Marimón un pasaporte para embarcarse a [27] Ultramar en estos Estados, supuesto que él mismo le ordenaba se retirase a perecer en las riberas del Magdalena, y que la contestación fue conforme, a pesar de no haberle enviado el referido pasaporte; previniéndole además entregase el mando del ejército al oficial de mayor graduación, exclusos el General Mariño [28] y Mayor Coronel Carabaño [29], lo hizo en la persona del General de Brigada ciudadano Florencio Palacios, como el más caracterizado, suplicando solemnemente al Consejo la admisión de su renuncia, a pesar de desconocer en el señor Marimón las facultades que sólo residen en el Gobierno general.
El General Palacios dijo que no podía ni debía encargarse del mando que había sido conferido a S.E. por el Supremo Gobierno; que creía contra la disciplina, el orden y la subordinación admitirle, sin contravenir expresamente a las ordenanzas y a sus obligaciones; y que de consiguiente le renunciaba, tanto más, cuanto que de la separación del General Bolívar dependía la total dispersión del ejército.
El Comandante Montilla propuso que se retirase S.E. para votar sobre el particular; lo que verificado, quedó presidiendo el Consejo el General Palacios.
La cuestión se redujo a tres puntos: primero, si el General Bolívar pudo renunciar al mando sin consulta de su Consejo general; segundo, si el Excmo. señor Marimón pudo admitirla; tercero, qué operaciones debería emprender el ejército. Y consultado[s] los señores del Consejo, voto a voto, del menos al más antiguo, y oídas sus razones, fueron de común sentir y unánime opinión.
Primero, que el General Bolívar no debió ni pudo [30] de ninguna manera dimitir el mando sin consulta, por lo menos, de su Estado Mayor General, porque su nombramiento depende del Supremo Gobierno, porque el señor Marimón no es el juez competente para decidir sobre el particular, porque de su separación del ejército resultaría la disolución de éste y tal vez la del Estado de Calamar [31], y porque además del comprometimiento que el Capitán general ha contraído con el Gobierno de la Unión, tiene aún otro con el ejército de Venezuela, que comanda por el voto general del mismo.
Segundo, que el señor Marimón no ha podido permitir que el Capitán general abandone el ejército, porque no tiene comisión para ello, ni puede tenerla, y porque el [32] paso que le despide al General Bolívar no le auxilia al General que le suceda en el mando.
Tercero, que visto el manifiesto en que se declara a los venezolanos por hombres sin patria, y deseosos de alzarse con la familia social; consideradas otra porción de proclamas y papeles públicos en que sólo se trata de desacreditar el ejército, atendidas las órdenes de Cartagena en que se manda a los jefes de la línea defender el terreno palmo a palmo; considerada la intención siniestra de hacer naufragar la artillería, armamento y municiones del Magdalena por un capricho de los mandatarios de la plaza; reflexionando maduramente que los miserables recursos que por la fuerza ha obtenido el ejército son insuficientes a emprender la campaña; que el Gobierno provincial (o por su disposición) ha ordenado el envenenamiento de las aguas, evacuación de los pueblos, ocultación de víveres, profanación del Derecho de Gentes en las personas de los emisarios de paz, y proscripción de la mayor parte de los venezolanos que se hallaban en la plaza y una gran parte de los habitantes de ella, y finalmente, que habiendo en Cartagena una forma de Gobierno desconocida por las Constituciones General y Provincial; se procediese a estrechar el sitio de la plaza, hostilizarla, y que el Capitán General ordenase las ulteriores disposiciones, como que se halla [33] autorizado para defender la autoridad del Gobierno general, altamente ultrajada y despreciada con vilipendio y escándalo de los pueblos. Igualmente dispusieron los señores del Consejo que inmediatamente se diese parte al Gobierno general para su suprema determinación.
Leída esta acta [34] y convocado de nuevo S.E. para la conclusión, fue firmada por los señores del Consejo y autorizada por mí, como oficial superior, Secretario del mismo.
Simón Bolívar — Florencio Palacios — Bartolomé Chaves — Domingo Meza — Tomás Montilla — Juan José Vigil — Miguel Martínez — Manuel Manrique — Pedro León Torres — Francisco Vélez — Ambrosio Plaza — José Anzoátegui — Juan Salías — José Luis Muñoz — Domingo Pomar — Carlos Espinoza — Pedro R. Chipia, Secretario.
Es copia.
CHIPIA
Es copia del acta original [35] que existe en la Secretaría del señor General en Jefe [36].
Cuartel General de Cartagena, julio 25 de 1815.-5°.
JOSÉ MANUEL DE LA TERCA [37]
Ayudante general
* De una copia de época coetánea. Archivo del Libertador, Vol. 22, folios 143-145. Autentica la copia el Ayudante General José Manuel de la Terga, quien escribe de su puño y letra el último párrafo, la data, la f rma y la rúbrica. El resto del documento es de amanuense no identificado.