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DOCUMENTO 970 CARTA DEL LIBERTADOR FECHADA EN CAMPO DE TECHO A 8 DE DICIEMBRE DE 1814, DIRIGIDA AL OIDOR REA­LISTA JUAN JURADO, RESIDENTE EN BOGOTÁ, PARA PEDIRLE SE INTERESE EN LA RENDICIÓN DE ESA CIUDAD.*

Campo de Techo, 8 de diciembre de 1814, 4°. Copia N° 3.

Ciudadano Juan Jurado [1].

Amigo:

Como V. [2] es el único que tengo de este [3] nombre en esa ciudad [4], me tomo la libertad de dirigirle esta carta, para que no se deje alu­cinar con mentiras y patrañas sobre mi conducta y la [5] de mis tro­pas. Tenga V. un poco de paciencia y oirá en cuatro palabras mi historia. Fui nombrado comandante de Puerto Cabello y teniendo muchos reos que conspiraban contra el castillo y la plaza, como lo lograron después, no los pasé por las armas, según debía, para sal­var mi país y no perderlo, como sucedió. Vine a libertar el Magda­lena, y tomé más de 260 prisioneros, la mayor parte españoles del regimiento de Albuera [6]; no los pasé por las armas y sólo lo hice con un criollo [7], nombrado Domínguez, por traidor a su país. Entré en Venezuela y al empezar la campaña sólo castigué de muerte a un tal Conde, porque vino de espía a mi campo, y a Rizo porque era nuestro mayor enemigo en Ocaña. De resto, todo el mundo fue perdonado. Que lo diga García Herreros, que está en poder de Vds., si no es cierto esto. Tízcar nos toma diez y seis oficiales y hombres decentes y los pasa por las armas en Barinas. Zuazola des­truye pueblos enteros al mismo tiempo en Cumaná [8] por ser patrio­tas. Antoñanzas degüella 300 prisioneros nuestros en San Juan de los Morros en la campaña anterior. Boves en los Llanos hace pro­digios de crueldad, estando yo en Merida [9]. ¿Sería justo sufrir la gue­rra a muerte, y no hacerla? La declaro y la llevo a efecto; pero no con todo el rigor que debía. Llego a la Victoria y concedo allí una capitulación, que no podían esperar los españoles. Huye el que de­bía ratificarla; la envío a Monteverde para que la ratificase [10], y responde que no debieron ni pudieron capitular conmigo. Mientras tanto él pone en pontones y en bóvedas a todos los patriotas de Puerto Cabello; yo tomo la represalia, y hago lo mismo con los es­pañoles; ofrezco canjear 400 [11] por 200 patriotas, protestando pa­sarlos por las armas si se sacrifica a [12] los nuestros. No [13] se admite mi oferta y se pasa por las armas a nuestros prisioneros al tiempo que Boves se acerca a la capital, degollando todos los pueblos del tránsito, sin exceptuar niños ni mujeres. ¿Qué debía yo hacer sin guarnición en La Guaira y con cerca de 1.000 españoles en las bó­vedas y castillos? ¿Esperaría yo la misma suerte infausta del Cas­tillo de Puerto Cabello, que destruyó mi patria y me quitó el honor? Amigo, póngase [14] V. en mi lugar y póngase todo español, y como no lo haga mejor [15] que yo, digo que no son hombres ni españoles. He aquí mis decantadas crueldades, mi irreligión y todo lo más que me han hecho el favor de atribuirme los señores que no me cono­cen, o me conocen mal. Contrayéndome ahora al estado actual de Vds., digo y protesto bajo mi palabra de honor, que ni el Gobierno [16] ha declarado la guerra a muerte, ni yo la he hecho, ni la haré nunca en este país pacífico donde los españoles se han portado de un mo­do muy diferente que en Venezuela. El suceso de Jover [17] y sus compañeros ha sido altamente reprobado por el Gobierno y más aún por mí. Envío a V. ese documento en testimonio de esta verdad. Imagínese V. que siendo mi objeto venir a buscar auxilios de [18] este país, no había de ser yo tan necio, que quisiera chocar con su gobierno, y disgustar la opinión pública, que aborrece la guerra a muerte. Además V. me conoce y sabe que soy más generoso que nadie con mis amigos, y con [19] los que no me hacen daño; y también sabe que soy terrible con aquellos que me ofenden. Mi objeto es ahorrar la sangre humana, y por eso [20] deseo que Vds. entren en negociaciones que pongan a cubierto a esos habitantes de los ho­rrores de un sitio y de un asalto que dentro de poco tendré que dar; entonces morirán millares de víctimas inocentes y no quedará vivo un solo godo o regentista. Nuestras tropas son invencibles y jamás han atacado, que no hayan conseguido la victoria: son las mismas que han vencido en mil partes, y si hubiesen estado [21] en Caracas, Caracas sería libre. La situación de Vds. es desesperada: ningún au­xilio puede venirles. Santa Marta está ya atacada por nuestros ge­nerales y oficiales de Venezuela con las tropas de Cartagena que estaban en inacción por falta de jefes. Popayán no está aún ocupa­da por los enemigos: las tropas más avanzadas están en Patia, a las órdenes de Vicente Parra, y Aymerich [22] está en Pasto muy tranqui­lamente. Esto lo sé por documentos que acabo de recibir del presidente Vallecilla [23], que vinieron ayer para el congreso. Boves no tiene ejército porque en Maturín han derrotado a Morales [24], su se­gundo, que llevó todas sus fuerzas contra mí a Barcelona, y aun después de haber triunfado en Aragua [25] ha sido enteramente des­hecho en aquel baluarte de la libertad de Venezuela. Vds. no tie­nen municiones, yo tengo muchas y espero cuantas quiera de Car­tagena que ha puesto todo a disposición del congreso para esta gue­rra. Yo aumentaré mis fuerzas cuanto quiera, las de Vds. se han de disminuir, y con ellas los víveres y el entusiasmo con que han alu­cinado a esos infelices que de ningún modo [26] pueden combatir con nuestras tropas, que son comparables y aun superiores a las mejo­res de Napoleón. Todavía es tiempo, amigo, de salvarse. Yo soy religioso en mis promesas y mi gloria la fundo [27] en cumplirlas por­que mi ambición se limita a libertar mi país y a ser estimado como hombre de bien de mis coetáneos. Pero si por el contrario mis tro­pas y oficiales padecen alguna pérdida por la ciega y loca obstina­ción de esos habitantes, soldados y gobierno, yo temo mucho que Santafé sufra un catástrofe espantoso, comparable a lo más horro­roso de nuestra presente guerra en que centenares de pueblos han quedado reducidos a escombros, cenizas, y en fin, a una soledad horrible. No dude V. que la vida o la muerte de los que ahí existen depende de la determinación que tomen sobre admitir todo lo que les ofrecemos o perder todo lo que nos rehusan. Nosotros sólo pretendemos la unión fraternal de ese gobierno con el general para lo cual viene una comisión civil compuesta de los ciudadanos Camilo Torres, José María Castillo y Baraya. Yo, inmediatamente que entre en Santafé, volveré a salir hacia Venezue­la, sin mezclarme en nada de lo relativo a este país, excepto lo que [28] respecta a los auxilios militares que necesito para tomar el Occidente de aquella república, cuya capital estará ya ocupada por las tropas de Oriente. En fin, amigo, V. que me conoce, desengañe a esos alu­cinados. Crea V. que [29] yo no he cambiado en nada. Como amo la libertad tengo sentimientos nobles y liberales, y si suelo ser severo, es solamente con aquellos que pretenden destruirnos.

Adiós, etc.

S[imon] B [olivar]

Es copia:

B[riceño] Méndez

Secretario

* Archivo del Libertador, vol. 21, folios 300-301. Copia autenticada escrita de puño y letra de Pedro Briceño Méndez, quien además la suscribe al pie con su firma y rúbrica. En el mismo Archivo, vol. 22, folios 253 v°-255, se transcribe el documento en el Libro copiador de letra de amanuense. Se han compulsado ambos documentos para la fijación del texto de la pre­sente edición, la cual sigue el de la copia autenticada y se anotan las varian­tes del copiador. El destinatario, Juan Jurado de Laínez (o Laynez) era un letrado español, posiblemente oriundo de Sevilla, donde contrajo matrimonio en 1793 con doña Concepción Bertendona. En 1795 era Auditor de guerra en Trinidad. Dos años después, al ocupar la isla los ingleses, pasó a Caracas. En 1798 fue uno de los jueces de la causa seguida a Manuel Gual, José María España y demás patriotas de La Guaira. Fue luego Teniente General y Auditor Asesor de guerra del Capitán General de Venezuela. En 1808 obtuvo el empleo de Oidor de la Real Audiencia de Caracas; como tal, fue transferido a la de Bogotá en marzo de 1810. Allí se unió a la causa de la independencia, a la que sirvió hasta 1815. Al restaurar el General Morillo la autoridad del Rey en la Nueva Granada, Jurado desempeñó nuevamente funciones de Oidor en la Real Audiencia hasta fines de 1817. En febrero de 1818 se hallaba con su familia en Cartagena de Indias, presto a embar­carse hacia la isla de Cuba. Aquí concluyen las noticias que de él nos ha sido posible obtener. Una de sus hijas estaba casada con el prócer neograna-dino Domingo Caycedo; otra, Concepción, se disponía, a comienzos de 1818, a contraer nupcias con el Brigadier español Gabriel de Torres, Gobernador de la Plaza de Cartagena de Indias. Antonio, al parecer el único hijo varón de Turado, sirvió con bizarría la causa de la independencia.

Notas

[1] En el copiador dice: "Al Ciudadano Juan Jurado".

[2] En el copiador se usa habitualmente la abreviatura "Vmd." En la copia aparece unas veces "V" y otras "Usted", y sus plurales. Se ha unificado en las abreviaturas "V" y "Vds."

[3] El copiador dice: "ese".

[4] La de Bogotá, donde Jurado se hallaba.

[5] Seguimos la lectura del copiador, que dice "la", en vez de la copia autenticada donde se lee "las".

[6] En el copiador, dice: "la Albuera".

[7] En el copiador dice: "un criollo en Mompox nombrado..."

[8] En el copiador se lee: "...destruye en el mismo tiempo pueblos enteros en Cumaná..."

[9] En el copiador dice: ". . .crueldad en Marida".

[10] En el copiador dice: ".. .ratificase él.. ."

[11] .En la copia autenticada, se lee: "cuatro mil". Posiblemente se trate de un error de pluma.

[12] .En el copiador dice: ".. .si se sacrifican los nuestros".

[13] .En la copia autenticada, empezaba el párrafo con "Pero". .. y fue testado.

[14] En el copiador se lee: "pónganse".

[15] En el copiador dice: ".. .y como lo haga mejor..."

[16] Se refiere al de las Provincias Unidas, establecido entonces en Tunja.

[17] El Dr. Vicente Lecuna, en Simón Bolívar, “Obras Completas”, tomo I, p. 105, anota: "Juan Jover, sacrificado con cuatro más por un oficial vene­zolano de la división Urdaneta (Restrepo, I, 288)". En otros documentos se le llama José Jover, hacendado de Santa Rosa en la Provincia de Tunja, quien había sido a comienzos del siglo Corregidor de la Villa de Zipaquirá.

[18] En el copiador está "a" en vez "de".

[19] En el copiador falta la palabra "con".

[20] En el copiador falta la palabra "eso".

[21] En el copiador se lee: "... y si hubieran entrado

[22] El Jefe español Melchor Aymerich, de larga actuación al frente de las armas realistas en Quito y en el Sur de la Nueva Granada.

[23] El prócer colombiano Manuel Santiago Vallecilla, nacido en Cali en 1766. Abogado eminente, desempeñó importantes funciones en Popayán du­rante el período virreinal, y fue uno de los primeros adalides de la causa de la independencia. Gobernador Político de la Provincia de Popayán después de Palacé. Apresado por los realistas, fue fusilado en Cali en 1816.

[24] El militar español Francisco Tomás Morales, nacido en las islas Canarias (1781-1844), que peleó denodadamente por la causa realista en Venezuela, hasta alcanzar el grado de Brigadier.

[25] Se refiere a la población de Aragua de Barcelona.

[26] En el copiador se lee: ". . .que modo alguno. . ."

[27] En el copiador dice: ".. .se funda..."

[28] En el copiador se lee: ".. .a lo que..."

[29] En el copiador, dice: "Creo que..."

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