Ciudadano Secretario de guerra.
Con gran pena tengo que comunicar a V.S. los progresos y estado de mis comunicaciones con el Gobierno de Cartagena.
Yo había remitido a V.S. copias de mis varios oficios y cartas privadas a cuantos podían tener parte en este negociado. V.S. habrá recibido también copia de las instrucciones que di al ciudadano José Rafael Revenga, a quien por el voto casi universal y aun por deseo de los mismos oponentes en Cartagena, envié de comisionado ante aquel Gobernador; y con dolor ha resultado ineficaz esta última tentativa de conciliación y de obediencia al Gobierno general. Tengo la honra de incluir a V.S. original el oficio en que mi comisionado me da cuenta de su conducta [1]; en él verá V.S. fácilmente sus esfuerzos y el semblante de aquel Gobierno; y el último medio que aquél propuso, no sólo creo que era ya el único, sino el más conforme a mis deseos, que ya yo le había manifestado. Entre otras copias que mi Secretario Briceño [2], de mi orden, remitirá a V.S. desde Mompox, hallará V.S. la de la carta oficial, que con este motivo dirigí al Brigadier Castillo [3]; y protesto a V.S. que he salido de Mompox, sin traer otros sentimientos que los expresados en ella.
¡Cuál sería mi asombro al recibir ayer en el río, viniendo a este lugar, otro oficio del Gobernador [4], de que incluyo a V.S. copia! Poca perspicacia es necesaria para conocer el espíritu que lo ha dictado. El Gobernador no quiere dar nada por orden del Gobierno General; se creería que nada le importa la toma de Santa Marta, y que sólo anhela que perezca en Mompox el ejército de la Unión, el único que puede hacer respetable por esta parte la autoridad del Gobierno general, tanto a él [5] como a los españoles. Después de no poder ya sostener más sus falsedades de alarma de pueblos, indefensión de la plaza, etc.; cuando ya veía que la reconciliación entre el Brigadier Castillo y yo iba a poner un obstáculo a sus miras mezquinas, él entorpece ésta, y me envía un oficio ininteligible, confiado sin duda en que su inoportuna metafísica contribuiría a la pérdida de algunos soldados más en la inclemente Mompox. Compare V.S. este último oficio con las copias del que recibí por García de Sena [6], y mi contestación a éste; se juzgaría que no ha habido ningún otro paso intermedio; y que no pudiendo multiplicar más los inconvenientes, quiere restablecerlos al estado en que estuvieron veinte días antes, quejándose de que no le contesté entonces a todos los artículos.
¿Qué debía yo hacer en tales circunstancias? El consumo del dinero, vestuario, y cuanto puede conservar a este ejército, es notorio; he dejado en el hospital de Mompox más de ciento y setenta enfermos, fuera de trece oficiales; éstos, tanto como los soldados, han empezado a morir; las miras del Gobernador de Cartagena son claramente hostiles, y para realizarlas impunemente quiere que el clima nos destruya. Aniquilado este ejército, el Gobernador Amador dará leyes a todas las Provincias, y bien pronto las daría el Jefe de Santa Marta [7] a toda la Nueva Granada. El señor Amador, lejos de evitar ni precaver este gran mal, tiene la línea con doscientos hombres a lo más en toda ella, y ha mandado retirar de ella todas las armas y municiones, que se han perdido [8] luego en Galera zamba, y entre ellas de ocho a novecientos quintales de pólvora, según dijo a Revenga el Comandante anterior Sata [9], que fue depuesto por no querer dejar indefensa la línea. Según me han informado el mismo Revenga, el señor Torices [10], y según todas las cartas que he recibido de Cartagena, en vano, casi en vano, se me ha querido hacer odioso a los pueblos; y aun cuando fuese cierto que ellos me odian, ¿qué mejor remedio que probarles con mi conducta sus injustos temores?
He debido remediar tan graves males; y he determinado bajar con mi ejército a la línea, y emprender mis operaciones sobre el enemigo, en cuanto lo permita el estado de mis armas y municiones; y pedir más de cerca a Cartagena lo que me falte. Haré algunas incursiones desde Plato [11]; y entretanto tendré tiempo también de recibir algunos oficios del señor Marimón [12].
Esta mañana he encontrado al señor Torices, el cual me ha informado de sus inútiles esfuerzos para persuadir al Gobernador a darme lo que pedía; de la falsedad con que se ha dicho que los pueblos me temen; y espontáneamente me ha aconsejado lo mismo que ya había determinado, como único remedio en tales circunstancias. Cree el señor Torices que esta es una nueva Cundinamarca [13]; y seguramente que desarmar la línea y prohibirme que la ocupe, es algo más.
Se me ha asegurado por mi edecán Páez [14], que acaba de volver de Barrancas, que los pueblos viéndose sin defensa, y las tropas sin ninguna especie de socorro, claman por mi llegada. Ya se me han pasado dos oficiales, uno de los cuales trajo un buque de guerra.
Dios guarde a V.S. muchos años.
Cuartel General de Sambrano, marzo 14 de 1815.-5°.
SIMÓN BOLÍVAR
Nota al margen:] Santa fé, 8 de abril de 1815. Contéstese que ya deben haber variado las circunstancias con la llegada del Comisionado Marimón, y providencias anteriores del Gobierno que se habrán cumplido en todo. (Hay tres rúbricas). Rodríguez. (Rúbrica), fho. en id.
* Del original. Archivo del Libertador, Vol. 22, folios 122-123. La firma y rúbrica de Bolívar son autógrafas. El cuerpo del documento es de letra de José Rafael Revenga. La nota marginal es de amanuense no identificado, pero la firma y rúbricas son autógrafas.