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DOCUMENTO 1374. DE UNA COPIA O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÌVAR AL GENERAL SIR ROBERT WILSON FECHADA EN CARACAS EL 16 DE JUNIO DE 1827. MANIFESTANDO QUE LA COMPOSICIÓN DEL MINISTERIO BRITÁNICO ES LA DICHA DE LA GRAN BRETAÑA Y LA FUNDADA ESPERANZA DEL MUNDO LIBERAL; PARTICIPA QUE LOS NEGOCIOS DE COLOMBIA NO VAN BIEN POR CONTRATIEMPOS INDISPENSABLES, PERO SE DEFENDERÁ CONTRA LAS CALUNNIAS ASÍ TENGA QUE RENUNCIAR A LA PRESIDENCIA.

Caracas, 16 de junio de 1827.

AL GENERAL SIR ROBERT WILSON.

Mi Querido General:

Con indecible satisfacción he recibido todas las cartas que la bondad de Vd. ha querido escribirme, hasta principios del mes pasado. Cada día se esmera Vd. más en honrarme con su benevolencia, y el sentimiento que Vd. me inspira por sus continuadas demostraciones de amistad aumenta considerablemente el respeto y aprecio que le profeso. Reciba Vd., mi querido amigo, las expresiones cordiales de mi reconocimiento.

La composición del ministerio británico, con el señor Canning a la cabeza, es la dicha de la Gran Bretaña y la fundada esperanza del mundo liberal. El señor Canning es el protector de la libertad de los dos hemisferios; él es el que cumple los oráculos de la filosofía y de la revolución; él es el mesías de la verdadera redención. Vd. estará anegado en gozo por haber pasado del partido de los reprobados al de los elegidos; estará Vd. saboreando la beatitud patriótica. Recoge Vd. ahora todos los laureles sembrados en los campos del Egipto, Rusia, Alemania, Francia, España y Portugal: allá plantó Vd. el árbol de la victoria que debía sombrear el parlamento británico. Nadie tanto como Vd. es dueño de sus frutos; yo espero, mi amigo, que no dejará Vd. de tomar abundante cosecha, no de recompensas sino de alabanzas, que son los premios debidos al heroísmo.

Todo lo que Vd. me dice de Francia, Portugal y España es de grande importancia para los asuntos generales: en vano se opondrán los malos a los cumplimientos del destino, la libertad ha de vencer a su pesar; nunca ha estado más próxima que ahora en que la Inglaterra protege los primeros intereses del género humano.

Los negocios de Colombia no van bien, porque en las revoluciones como en la guerra, hay contratiempos indispensables; yo mismo no me aflijo de ellos, pues conozco que no se debe aspirar a una completa satisfacción. He renunciado la presidencia y volveré a renunciarla para defenderme contra las calumnias, que espero mueran en los labios de mis enemigos. Yo les haré conocer que no he servido por ambición y también les haré arrepentir (si aman la libertad) de su injusta conjuración contra mi desprendimiento. Yo me vengaré siguiendo la táctica de los Partos: huiré de ellos para que perezcan al perseguirme; entonces conocerán si era útil a mi país y si prefería la libertad a todo. Catorce años ha que estoy renunciando el mando que contra todos mis deseos he conservado, unas veces por necesidad y otras por compasión. Hasta ahora he sido dócil a sus ruegos; pero no lo seré más porque me es insoportable sufrir el oprobio de oírme llamar tirano y usurpador. Yo sé padecer todo menos esto. El horror que profeso a la opresión no me permite ser víctima de este sacrificio. Esta es mi pasión dominante, no la puedo doblegar, y mi mayor flaqueza es mi amor a la libertad; este amor me arrastra a olvidar hasta la gloria misma. Quiero pasar por todo, prefiero sucumbir en mis esperanzas a pasar por tirano, y aun aparecer sospechoso. Mi impetuosa pasión, mi aspiración mayor es la de llevar el nombre de amante de la libertad. El papel de Bruto es mi delirio; y el de Sila, aunque salvador de la constitución romana, me parece execrable. Me he extendido mucho sobre esta parte, porque, mi querido edecán, digno hijo de Vd., se ha empeñado para que yo diga a Vd. mi pensamiento.

Lo que Vd. se sirve decirme con respecto a la constitución boliviana me llena de satisfacción; ésta es mi hija menor, la amo con ternura y dolor, porque es desgraciada; se la recomiendo a Vd. para que la proteja como a una victima del furor de los soldados; ella puede ser culpable, pero su castigo excede a la crueldad; ni aún la buena fé la ha salvado, su inocencia y sencillez la han conducido al suplicio.

El congreso de Colombia se ha reunido y me llama a ejercer la presidencia; no iré a Bogotá, porque hago falta en este país, que es mi tierra nativa: aquí nací, aquí debo servir de preferencia, y aquí también se liga el deber con la política: esta resolución es dictada por la medi­tación más tranquila.

BOLÍVAR.

Reciba Vd., querido general, mi distinguida consideración y respeto. True copy.—Hallowes.

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