Caracas, 5 de mayo de 1827.
AL SEÑOR GENERAL BARTOLOMÉ SALOM.
Mi Querido General:
Hoy he tenido el gusto de recibir la apreciable carta de Vd. del 2 de mayo, que he leído con bastante satisfacción y siento a la vez que su salud no sea completa. Por lo mismo, no sólo permito que Vd. tome sus baños en San Esteban, sino que deseo que así lo haga Vd. en bien de su salud. Además, todavía tenemos tiempo para que Vd. pueda gozar del beneficio de sus baños, pues que aunque estoy determinado a moverme hacia Bogotá, no será tan luego, luego. Debo, como es natural y decente, aguardar la respuesta del senado a mi renuncia, porque no quiero dar armas a mis enemigos, aunque estos mismos, junto con mis amigos, y, sobre todo, los enviados extranjeros, me instan a que tome las riendas de la administración.
El correo pasado nos ha traído algunas noticias del Sur y del Perú que indican que las reacciones ya se asoman. Se asegura que Santa Cruz tenía 1.800 peruanos en Lima y que había sorprendido y amarrado a los jefes y oficiales revoltosos. Yo no puedo asegurar que esto sea verdad, pero tampoco que sea mentira. A todo esto, no sabemos qué partido hayan tomado los prefectos, La Fuente etc. El correo que viene nos dirá algo más.
Soy de Vd. afectísimo amigo.
BOLÍVAR.