Bogotá, 16 de Setiembre de 1827.
AL SR. CORONEL JOSÉ FÉLIX BLANCO .
Mi Querido Amigo:
Aunque no tengo ninguna carta de Vd. que contestar, quiero dirigirle ésta con el objeto de participarle que el 10 del corriente llegué a esta capital, y tomé posesión de la presidencia del estado, como único arbitrio de terminar, con un sacrificio, los que se preparaban a Colombia.
Sin duda que Vd. se complacerá al saber que yo he dado este paso, y que el congreso lejos de oponerse a la voluntad nacional, la ha satisfecho convocando la gran convención. Esta convocatoria es la que ha influido en mí para determinarme a tomar a mi cargo la dirección de la república cuando ya parecía dividida por la discordia y oprimida por las facciones. Yo reduzco todas mis miras, toda mi gloria, en procurar que Colombia concurra integra a la gran convención, a pesar de que el Sur se halla en parte segregado. Para obtener este triunfo nacional apénas me quedan seis meses; pero también me quedan muy buenos amigos, que, como Vd., procurarán ayudarme en esta empresa y completarán la obra de la regeneración de Colombia, haciendo cuantos esfuerzos estén a su alcance a fin de que los representantes a la gran convención tengan tan buen juicio como patriotismo, y sean capaces de dar a la nación la estabilidad que ella requiere para su dicha.
No deje Vd. de escribirme continuamente participándome el estado del Orinoco, y proponiendo a las respectivas secretarías las mejoras que Vd. crea necesarias: las rentas y el contrabando deben ser dos objetos de su primera atención, todo lo demás es secundario.
Páselo Vd. bien, y cuente con el afecto de su amigo.
BOLÍVAR.
P. D.—El General Briceño hará un buen convencional y los demás deben ser excelentes patriotas, o si no se lleva el diablo todo.