Bogotá, 15 de Setiembre de 1827.
AL SEÑOR : FERNANDO PEÑALVER.
Mi Querido Peñalver:
Sin duda que Vd. se alegrará infinito al saber que estoy en la capital, y puesto al frente del gobierno como Vd. lo ha deseado tantas veces, pero, amigo ¡qué de dificultades tendré, qué de tropiezos que vencer! compadézcame Vd.: en fin, yo haré lo que pueda en bien de la nación, como lo he dicho al mismo congreso. La época de hacer milagros ha pasado ya.
La gran convención se ha decretado definitivamente como lo verá Vd. por el reglamento que se ha publicado. De este modo Venezuela queda satisfecha y mi palabra cumplida. Vd., Peñalver, que tiene tan buen juicio como patriotismo, interese su influjo para que vengan hombres moderados, de buenos principios y que traigan un corazón puro, Una alma desinteresada, que no vean sino el bien de la patria. Diga Vd. a todo el mundo que en esta convención se juegan los destinos futuros de Colombia.
En esta capital me han recibido muy bien: lo mismo en los pueblos del tránsito, particularmente en el Socorro. Vuelvo a decir a Vd. que haré por Colombia cuanto pueda y no más; y si ella se presenta en la convención íntegra, como lo espero, éste será mi triunfo: no quiero otro.
Memorias a los amigos y Vd. disponga de su más apasionado.
BOLÍVAR.
P. D.—Haga Vd. porque vengan hombres buenos a la convención.
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