Caracas, 2 de mayo de 1827.
AL SEÑOR GENERAL MARIANO MONTILLA.
Mi querido general:
Hoy ha llegado Gaicano y me ha entregado la carta de Vd. del 2 de abril, que he leído con todo el interés que ella merece por las circunstancias en que se ha dictado, además de que Calcaño me ha informado muy menuda y detalladamente de todo, todo lo que Vd. ha deseado de que yo sea instruido. Este amigo regresa mañana mismo y dirá a Vd. mi contestación a cuanto él me ha dicho de su parte.
Por la secretaria general recibirá Vd. las órdenes que puedo dar en mi actual posición, pues lo que Vd. me indica me parece impracticable en estos momentos, sobre todo, cuando estoy tratando de dirigirme a Bogotá por la vía de ese departamento, que, sin duda, tiene muchos derechos a mi gratitud por las demostraciones que hace en mi favor. Mas debo aguardar, sin embargo, la respuesta a mi renuncia, para cumplir desde luego (caso de serme negada) con los votos de los pueblos, de mis amigos, y más que todo, con el de los agentes extranjeros que me instan porque vaya a la capital. Este mismo deseo me ha sido manifestado por el señor Cockburn, enviado de S. M. B., que se halla actualmente en esta capital: él me insta todos los días a nombre de su gobierno y de sí mismo para que me encargue de la administración y últimamente, me asegura que no irá a la capital sin mí. No obstante, pudiendo suceder que se determine a marchar a Bogotá y que su viaje lo haga por Cartagena, debo recomendar a Vd. que procure mantener en ese departamento el mejor orden posible, pues seria ciertamente sensible que este señor se viese obligado a regresar como lo hizo la vez pasada: él es sumamente delicado y se encuentra relacionado con el ministerio inglés, pues que dos de los ministros son sus parientes, y naturalmente temerá los desórdenes populares.
En todo y por todo me remito a Calcaño: manténgase Vd. firme, bueno y créame su amigo de corazón.
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