Mompox, 15 de Agosto de 1827.
A S. E. EL GRAN MARISCAL DE AYACUCHO: ANTONIO JOSÉ DE SUCRE.
Mi Querido General;
Al salir de Cartagena escribí a Vd. por un conducto bastante seguro, y espero que mis letras llegarán a manos de Vd., para que le informen del estado de nuestras cosas y de mi marcha a la capital. Efectivamente, he llegado anoche a esta villa y mañana continúo mi marcha a Bogotá por la vía de Ocaña rápidamente, para alcanzar el congreso antes de ponerse en receso y tomar el mando de la república. Este paso, repugnante a la verdad, me cuesta infinito; pero no lo puedo dejar sin hacer traición a la voluntad del pueblo, del congreso y los votos de todos en general. Además, yo considero que esta determinación mía será un medio de aquietar los partidos que ya devoran la patria y, al mismo tiempo, la tranquilidad y el orden.
Sabemos que el congreso ha decretado la gran convención; y éste es un nuevo motivo que me obliga a seguir rápidamente a la capital; desde allí escribiré a Vd. con más extensión e irá un oficial a llevarle órdenes y noticias.
Las últimas noticias que tenemos de Vd. son muy atrasadas y casi nada nos han dicho. Sé que Vd. vino a Puno y despachó el batallón Ayacucho, nada más. Venezuela quedó enteramente tranquila y libre de partidos. No sucede así en el Sur, donde han tomado un temple casi igual al que antes regía en Venezuela.
Flores, según noticias, estaba en Samborondón pronto a invadir a Guayaquil que permanecía bajo las órdenes del general La Mar.
En Bogotá sucede algo peor, allí mis amigos son tenidos por enemigos de la patria y perseguidos como tales. El único modo de conciliar la tranquilidad con el orden es que yo me ponga a la cabeza del gobierno, como lo haré dentro de veinticinco días.
Entre tanto, créame siempre su afmo. de corazón.
BOLÍVAR.
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