Potosí, 13 de octubre de 1825
A Manuela Sáenz.
Mi querida amiga:
Estoy en la cama y leo tu carta del 2 de septiembre. No sé lo que más me sorprende: si el mal trato que tu recibes por mí o la fuerza de tus sentimientos, que a la vez admiro y compadezco.
En camino a esta villa, te escribí diciéndote, que, si queríais huir de los males que temes, te vinieses a Arequipa, donde tengo amigos que te protegerán. Ahora te lo vuelvo a decir.
Dispénsame que no te escriba de mi letra: tu conoces ésta.
Soy tuyo de corazón.