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DOCUMENTO 977. DEL ORIGINAL O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL BARTOLOME SALOM. FECHADA EN POTOSÍ EL 27 DE OCTUBRE DE 1825, GIRANDO INSTRUCCIONES PARA MOVILIZAR TROPAS POR LA PRESENCIA ESPAÑOLA EN EL PUERTO DE LA HABANA.

(Potosí, 27 de octubre de 1825).

AL SEÑOR GENERAL BARTOLOMÉ SALOM.

Mi querido general:

He recibido las cartas de Vd. de fines de setiembre. Todavía no puedo creer en la ocupación dé La Habana y Puerto Rico por los franceses; pero si sé que han llegado españoles a La Habana: en consecuencia, dispongo y escribo a todo el mundo sobre lo que debe hacerse.

1º—Vd. debe mandar inmediatamente la expedición de 1-.400 hombres al Istmo, con el batallón Callao y la compañía de caballería; escribiendo de antemano a Carreño, para que lo sepa. Ya se han dado las órdenes en Cartagena para que vengan a buscar 3.000 hombres al Istmo. Estos 3.000 hombres se completan con los 1.400 que Vd. va a mandar, pues el batallón de Junín llevó 1.600.

2º—Vd. hará reemplazar con reclutas, la mayor parte de los hombres que van al Istmo. Los batallones quedarán en 800 plazas. Puede Vd. disponer para su equipo, de las mochilas y gorras que se mandaron hacer en Lima para el ejército, pues por acá se han construido ya estas prendas. Las que sobren mándeselas Vd. al general Lara, pues las tropas no tienen mochilas, y para ellas se pidieron a Lima las que se mandaron hacer.

3º—El batallón Número 3º, que está en Huamanga, marchará para Lima a reemplazar una parte de las tropas que marchan a Colombia. El primero y segundo escuadrón de Junín, que están en el Cuzco, marchan a Huamanga a reemplazar aquel batallón, y Vd. puede disponer de los dos escuadrones cuando guste, porque los otros dos se irán bien pronto a Huamanga a reunirse a su regimiento, luego que llegue al Cuzco el segundo batallón de Ayacucho, que va allí de guarnición. Asi-mismo, seguirá a Puno un batallón del Perú para auxiliar el punto que lo exija.

4º—Doy orden a todos los departamentos de Guayaquil, el Istmo y Magdalena, para que le pidan a Vd. las tropas de Colombia que necesiten. Por consiguiente, Vd. deberá mandárselas cuando se las pidan, aumentando los batallones a 1.000 plazas, y formando dos escuadrones de caballería de a 200 plazas cada uno: estos aumentos se harán con tropas del Perú; y las del Perú tomarán reclutas en reemplazo. Si las circunstancias son peligrosas y urgentes, irá Vd. mismo a llevar su división al lugar que se le señale por el Vicepresidente, o por los jefes de los departamentos indicados. Todo esto se entiende, si el peligro así lo reclamare: como por ejemplo, si hay guerra con Francia, o si los españoles hicieren alguna expedición a Colombia. En este caso, Vd. no debe esperar por nada, sino que llevará 2.600 ó 2.800 hombres a sus inmediatas órdenes, pues los batallones y escuadrones irán tan fuertes como Vd. pueda lograrlo, sin contar jamás con oficiales ni bandas.

5º—Vd. deberá aumentar el ejército del Perú, de modo que tenga tropa sobrante que darnos; pero de suerte que, si las noticias se mejorasen, no tengamos que sufrir el gasto enorme que hacen las tropas.

6º—El general Lara tiene las mismas órdenes que Vd. para marchar con su división luego que se la pidan el gobierno o los jefes de los departamentos de Colombia. Entienda Vd. que si las cosas no son muy urgentes, y se piden tropas de Colombia, yo prefiero que marche primero la división de Lara que la de Vd., pues la de Lara no hace falta en Arequipa; y la de Vd. hace falta en Lima o en el Callao. Por lo mismo, si ocurriese un caso semejante, escríbale Vd. a Lara para que se prepare a marchar, y mándele Vd. los trasportes necesarios, aguada y víveres; advirtiendo a Lara lo que no se le pueda mandar, para que él lo prepare en Arequipa. Lara puede llevar 3 ó 4.000 hombres; para que lo tenga Vd. así entendido.

Allá va el cuadro del cuarto escuadrón de Dragones del Perú, para que se forme dicho escuadrón; pues el señor Lara lo ha dejado perder por una inadvertencia que cometió, y bien puede llamarse falta. Este cuarto escuadrón que se reúna al regimiento. Tenga Vd. cuidado de que no le suceda lo que a Lara con las tropas que debe embarcar. Ni el ministerio ni Vd. deben decir nada de las órdenes que tienen; y, sin embargo, las tropas están desertando, porque las sabían. Vea Vd. sobre este punto al ministro, para que se guarde todo silencio en la secretaria misma, donde nadie debe saber nada, pero los oficiales son unos grandes bribones, y venden mil veces los secretos, sobre todo en materias de estado. Federico II no quería que ningún oficial escribiese lo importante, sino el ministro porque había ganado muchos secretos por medio de los oficiales de secretaría. Vea Vd. al señor Presidente sobre esto. Mucho he sentido lo que escriben contra Vd. Haga publicar que yo hago más estimación de Vd. por su irreprensible conducta, que de todos los escritores del mundo; y que todos los enemigos de Vd. yo los adopto como míos, porque sólo los malvados pueden profesar odio a la virtud. Ruego a Vd. que se lo haga decir en cualquier papel de Guayaquil suponiendo que me lo han pido decir de mi propia beca. Esto es lo que puedo responder a su carta de quejas, y de protestas que no admitiré jamás. Mientras yo mande, Vd. mandará conmigo, y mi aprobación bien puede compensar el ruido de todos los habladores, porque yo no tengo más miras que la patria y la gloria, y estas mismas pasiones son las de mis amigos; entre los cuales el general Salom tiene uno de los primeros lugares.

Soy de Vd. de corazón.

Bolívar.

P. D.—Escriba Vd. a Castillo diciendo todo esto, lo mismo a Carreño. El original no tiene la fecha ni el lugar.

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