La Paz, 17 de septiembre de 1825.
A S. E. EL GENERAL F. DE P. SANTANDER.
Mi Querido Vicepresidente:
Cada día me es más insoportable la falta de correos de Colombia, así es que nada sé desde principios de abril que fue el último que salió de Bogotá anunciándome la negociación pendiente con los enviados ingleses. El general Briceño me habló de este negocio como de la mayor importancia y delicadeza, por lo mismo, estoy ansioso de saber el resultado de este tratado.
Por fin he determinado que Santana escriba a la secretaria de Bogotá dando parte de todo, porque el coronel Espinar, que está encargado de mi secretaría general, se ha enfermado en Huamanga, y no ha podido venir hasta ahora. De suerte, que ya se iba retardando todo demasiado. y, por consiguiente, el servicio sufría con este retraso. Yo, pues, me he determinado a nombrar interinamente de secretario a Santana para que mande al poder ejecutivo un estado de todas las promociones. Un aviso de la creación de los tres batallones de Araure, Junín y Callao: las razones que he tenido para que el Gran Mariscal de Ayacucho quede encargado del mando de estas provincias y del ejército, por no haber quien le suceda en una comisión tan importante, en tanto que el general Heres puede llenar en Lima muy bien la legación de Colombia luego que se haya reunido el congreso en febrero, y que un nuevo poder ejecutivo tenga el mando del Perú, pues yo no puedo representar dos partes contratantes en un mismo negocio. Además, el general Sucre está pedido por este nuevo estado para jefe de él, como Vd. lo verá por los documentos que oficialmente se le mandan por la secretaría. Y Vd. no podrá negar que el honor de Colombia está interesado en conservar y aun elevar a esta naciente república, que ha tomado el nombre de dos colombianos, y que se llama hija de Colombia porque su ejército la ha librado de los enemigos. En fin, Vd. debe concebir que aquí se ligan la política y la justicia para darle a Colombia en esta región una importancia mayor, digna, a la verdad, de nuestra consideración. Por otra parte, la América entera reclama de nosotros el establecimiento del orden general, y este mismo orden no se puede conservar sino estando a la cabeza del ejército el general Sucre.
Por la secretaría verá Vd. esto explicado con franqueza y verdad. Por supuesto, Santana, que no entiende de rodeos, dice las cosas como las concibe sin usar de aquellas frases que modifican las ideas más fuertes. Así perdone Vd. de antemano lo que le ofenda, mas crea Vd. que todo saldrá bien, tanto en Perú como en Bolivia, dejando en Lima al general Heres y al general Sucre aquí.
Pasado mañana me iré para Potosí a verme allí con los enviados de Buenos Aires, y entonces sabremos lo que contiene su comisión. Parece que en Buenos Aires están decididos a la guerra contra el Brasil, pero ésta no tendrá lugar en todo este año, porque unos y otros se refieren a negociaciones que dilatarán algunos meses la ruptura. Sin duda habrá tiempo mientras tanto para que los agentes de Buenos Aires traten con el congreso del Istmo, y con las demás repúblicas colindantes con el Brasil a las cuales quieren comprometer en la misma guerra por razones de analogía y por identidad de principios. Esta materia requiere meditación y consultas políticas como ya he indicado antes.
Yo he decretado aquí que todas las minas perdidas y abandonadas pertenecen de hecho al gobierno para pagar la deuda nacional. Desde luego en Colombia se podía hacer lo mismo y venderlas todas a una compañía inglesa, a cuenta de pagos de intereses por la deuda nacional. Yo creo que bien podemos sacar algunos millones por este arbitrio, pues el momento es muy favorable para negocios de minas.
Acaba de llegar el correo de Buenos Aires y hasta el momento no sé nada de nuevo. Este es el correo de las noticias porque de Colombia viene todo muy tarde.
Soy de Vd. de corazón.
Bolívar.
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