Ilmo. Señor Arzobispo:
Son notorias las persecuciones injustas que sufrió y sobrellevó con firme/a ingenua el Licenciado Don José Félix Roscio [1] , Cura y Vicario de Puerto Cabello, del tiránico injusto Gobierno español, por haber contribuido y sostenido los derechos incuestionables de los habitantes de estos Estados de Venezuela; y el General en Jefe de ellos, penetrado íntimamente de estos antecedentes y del triste y miserable a que ha quedado reducido; ha acordado haga presente a V. S. lima., como lo ejecuto, que mientras este benemérito eclesiástico se restituye a sus funciones, puede V. S. lima, permitirle su residencia en el lugar que determine.
Dios guarde a V. S. lima, muchos años.
Caracas, 18 de agosto de 1813.—3° y 1°.
RAFAEL D. MERIDA.
[Nota al margen:] / Contestada en el mismo día 18, diciéndose quedar S.S. lima, inteligenciado; y haberle insinuado al Licenciado Félix Roscio y aún ofrecídole el servicio provisional de uno de los beneficios, mientras vuelve al suyo.
* Archivo Arquidiocesano, Caracas. Del original, de letra de amanuense. La firma de Rafael Diego Mérida es autógrafa. El documento fue facilitado a la Comisión Editora por el antiguo Director del Archivo, Presbítero Jaime Suriá. Sobre el firmante, véanse el doc. N° 1, nota 1, y el doc. N° 164, nota principal, en la correspondencia oficial de esta colección. Para el destinatario, el doc. N° 288, nota principal de la presente tomo.
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