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DOCUMENTO 304. COMUNICACIÓN DE BOLÍVAR FECHADA EN CARACAS EL 14 DE AGOSTO DE 1813, DIRIGIDA AL PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LA NUEVA GRANADA CON INFORMACIONES SOBRE EL FINAL DE LA CAMPAÑA Y LAS PRIMERAS MEDIDAS DE GOBIERNO TOMADAS EN CARACAS.*

Ciudadano Presidente del Congreso de la Nueva Granada.

Tuve el honor de participar a V. E. que el 6 del presente mes, con las tropas a mi mando, entré en la ciudad de Caracas y tomé po­sesión del Puerto de La Guaira. La derrota del ejército de Monteverde [1] en el Tinaquillo abrió a nuestras tropas vencedoras el paso de toda la Provincia de Caracas. Los soldados de la Nueva Granada han penetrado todo el territorio que dominaban en esta parte los españoles, y el pabellón independiente tremola en todas las for­talezas de Venezuela, exceptuando el castillo de Puerto Cabello, donde se refugió el caudillo español. No puede subsistir muchos días en esta posesión [2] , por la falta de víveres. La misma suerte tendrá en este momento la ciudad de Barcelona [3] , donde Cagigal [4] , vencido por el Comandante Piar [5] , se ha acogido, y se halla igual­mente sin víveres, y además sin municiones.

Después de la batalla campal del Tinaquillo, marché sin de­tenerme por las ciudades y pueblos del Tocuyito, Valencia, Guayos, Guacara, San Joaquín, Maracay, Turmero, San Mateo y La Vic­toria, donde todos los europeos y canarios más criminales han sido pasados por las armas.

En La Victoria fue que recibí los emisarios del Gobernador es­pañol de Caracas, Fierro [6] , proponiendo los artículos de una capi­tulación, para los europeos de aquella ciudad y La Guaira. Con­cedí todos aquellos que me parecieron racionales. Esta capitula­ción de que incluí a V. E. copia [7] , y va ahora bajo del número 2, les aseguraba la vida y los bienes. No fue, sin embargo, sino la más infame felonía de aquel Gobierno. Tranquilizó con este paso a los más europeos y canarios, y aprovechó la confianza de éstos para fugarse vilmente al puerto de La Guaira, y emigrar con cuan­to el pavor y la precipitación le permitió robar. Caracas y La Guai­ra quedaron desamparadas y entregadas a la anarquía y tumultos. Fue preciso que violentara mis marchas para salvar estos pueblos de los efectos de tan confusa existencia.

He intimado a Monteverde rinda inmediatamente la plaza de Puerto Cabello, entregando cuanto en ella exista perteneciente al Estado, armamentos, artillería, pertrechos, buques, caudales y archivos públicos. Es éste el único medio de salvar a los innume­rables prisioneros españoles e isleños, que están en mi poder, y le he hecho entender que a la menor dilación serán extermina­dos todos.

Omito particularizar a V. E. estos acontecimientos, por estarlo suficientemente en los impresos que acompaño, bajo el número 2. También abrazan la organización sencilla y vigorosa que he dado a la administración suprema, y la próxima convocación de una Asamblea popular, para determinar la naturaleza del Gobierno y la Constitución del Estado. La distribución de los Departamentos supremos la verá V. E. igualmente en tres principales, a saber: el primer, Departamento de Estado, Relaciones Exteriores y de Hacienda Pública; el segundo, de Guerra y Marina; y el tercero, de Gracia y Justicia y Policía. El agotamiento de los fondos pú­blicos por las dilapidaciones del Jefe español, me obligan en to­dos los ramos a disminuir el número de los empleados y a reba­jar el sueldo de los mismos.

Mi autoridad y mi destino en Venezuela está reducido a hacer la guerra; y en efecto, asegurado todo el territorio libertado de agresiones exteriores y de conmociones internas, partiré a castigar la rebelde obstinación de Coro y de Guayana; y no dejar pie para nuevas tentativas de los opresores.

He establecido una conscripción para mantener un ejército que haga respetar al Gobierno independiente; he abierto donativos, suplementos y subscripciones para asalariarle; he enviado Agentes extraordinarios a los Estados Unidos y a la Gran Bretaña, para interesarlos en nuestra causa y que auxilien nuestros esfuerzos.

A éstas se reducen las principales medidas que he adoptado, y de las cuales tengo derecho de esperar las más benéficas resul­tas. Por ellas creo afianzar para siempre la independencia vene­zolana y hacerla generalmente reconocer. Así tantas Provincias en­cadenadas, salen de la nada, a figurar en el globo. Así, un ejér­cito europeo derrotado, y los opresores destruidos, hacen respetar el nombre de las armas granadinas y venezolanas. En lugar de los americanos pusilánimes y estúpidos, que representaban [8] la España, han visto hombres intrépidos e inteligentes aniquilar a su caudillo más ponderado.

Caracas mira a la Nueva Granada como a su libertadora. Ve sus cadenas rompidas por el esfuerzo granadino, y salir del sepul­cro a la vida, conducida por V. E. Es imposible explicar la gra­titud, el entusiasmo, todos los exaltados sentimientos de los ca­raqueños por los granadinos. Este pueblo generoso y ardiente no perdona testimonios de su viva sensibilidad, y lo [9] explica por de­mostraciones las más dignas de su ilustración.

Dios guarde a V. E. muchos años.

[Caracas] agosto 14 de 1813.—3° y 1° [10] .

SIMÓN BOLÍVAR.

ANTONIO MUÑOZ TEBAR,

Secretario de Estado.

* De un impreso de época coetánea. En la Gaceta de Caracas, N° XXXI, correspondiente al lunes 10 de enero de 1814 se da el texto de este documento, precedido de una nota por la que se explica que constituía la "pieza justificativa, N° 2 mencionada en el informe del Secretario de Estado y Relaciones Exteriores ciudadano Antonio Muñoz Tébar". Algunos párrafos de este documento habían sido publicados en la Gaceta Minis­terial de Cundinamarca, N° 138, del jueves 21 de octubre de 1813. Dicha inserción además de ser parcial, incurre en errores de transcripción. Seña­lamos, no obstante, algunas diferencias en la reproducción del texto que hace el Dr. Lecuna en Simón Bolívar, Obras Completas, I, pp. 60-61. La Comisión Editora no ha podido examinar el original. El destinatario era el prócer neogranadino Camilo Torres. Véase la nota principal del doc. N° 116, de la correspondencia oficial de esta colección.

Notas

[1] Domingo de Monteverde. Véase el doc. N° 97, nota 12, de la correspondencia oficial.

[2] Lecuna, op. y loc. cits., da "posición".

[3] Población venezolana, situada a unos 130 Kms. a vuelo de pájaro al Este de Caracas. Hoy capital del Estado Anzoátegui.

[4] El militar realista Juan Manuel de Cagigal (Cádiz, 1757-La Haba­na?, 1823), quien alcanzó el grado de Teniente General de los Ejércitos españoles, y fue Gobernador y Capitán General de Venezuela y más tarde de Cuba.

[5] El más tarde General de los ejércitos patriotas, Manuel Piar (Cu­razao, c. 1780 Angostura [hoy Ciudad Bolívar], 1817). Véase la nota 3, del doc. N° 293.

[6] Manuel del Fierro. Véase el doc. N° 284, nota 1, de la correspondencia oficial de esta colección.

[7] Véase el doc. N° 281, de la correspondencia oficial de esta colección.

[8] Lecuna, op. y loe. cits., da "representaba".

[9] Id., id., trae "los".

[10] Id., id., dice: "1° de la guerra a muerte".

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