Al señor General Juan Paz del Castillo.
Señor General:
Por el adjunto parte verá US. el suceso de Pasto: en consecuencia, ordene US. al Jefe de Estado Mayor Departamental haga entender al señor General Barreto, que en el momento se ponga en camino para venir a mi Cuartel General, que probablemente irá a fijarse a Quito.
Si el señor Coronel Heres está ya restablecido de sus males, debe venir inmediatamente con el General Barreto, o antes si puede; y si el Coronel Heres está enfermo, que venga el Coronel González a llenar las funciones del Estado Mayor. Estos dos Jefes hacen una falta muy notable, porque el Secretario Pérez está enfermo y no me puede seguir; así es que para despachar todos los negocios de la República no tengo más que un solo oficial de Secretaría.
Inmediatamente mande US. a las órdenes del Gobierno del Perú los Oficiales españoles que están en el pontón, indicando a dicho Gobierno la causa de su remisión.
Escriba US. al mismo tiempo al General Sucre diciéndole de mi parte, que esos prisioneros pueden ser canjeados o mandados a España o a Chile.
Los demás prisioneros deshágase US. de ellos del modo que le sea conveniente y más expeditivo.
Redoble US. su vigilancia con respecto a la seguridad de esa ciudad en estas circunstancias, a la verdad críticas y delicadas. Mientras duran las presentes circunstancias, no debemos mandar a Lima más tropas ni más refuerzos.
US. conoce a Pasto y sabe de todo lo que es capaz: quizás en muchos meses no tendremos tranquilidad en el Sur. Desde luego, las comunicaciones con Bogotá van a cortarse.
Es del deber de US. aumentar, disciplinar y equipar las tropas que están en ese Departamento hasta ponerlas en estado de salir a acampar, sea sobre Pasto o cualquier otro punto a que las llame la necesidad y el peligro. Haga US. foguear frecuentemente en las sabanas las tropas de caballería.
Está US. autorizado para dar las providencias que sean conducentes al cumplimiento de estas órdenes, y a la mayor seguridad del Departamento de su mando.
Repito a US. que debe tener todo preparado para cualquier movimiento que se le ordene a las tropas de este Departamento, las que no deben carecer de nada en el momento preciso.
Garzal, 20 de junio de 1822.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XX, pág. 127.