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DOCUMENTO 6621. OFICIO DE BOLÍVAR A SUCRE, FECHADO EN POPAYAN EL 9 DE FEBRERO DE 1822, POR EL CUAL LE HABLA DE LA POSIBLE LLEGADA DE 3.000 VETERANOS DEL ISTMO Y POR TANTO SE NECESITAN BARCOS PARA TRANSPORTARLOS Y BUQUES ARMADOS PARA CONVOCARLOS. EL LIBERTADOR PIENSA MARCHAR SOBRE QUITO DESDE GUAYAQUIL. NO COMPROMETA BATALLA. ESPERA QUE SUCRE COOPERE CON EL EN LA TOMA DE QUITO. AGUARDAN LOS BUQUES DE GUAYAQUIL PARA EMBARCAR A LOS SOLDADOS DE LA GUARDIA, ASI LA EMPRESA ES MAS FÁCIL Y SE CONSERVA MEJOR ESTE CUERPO ILUSTRE. SOBRE PASTO OBRARA EL GENERAL VALDES. FALTAN VÍVERES Y BAGAJES.*

Cuartel general de Popayán, a 9 de febrero de 1822, 12º.

Al señor General de Brigada Antonio José de Sucre.

En mis comunicaciones anteriores que he dirigido a V.S. por diferentes conductos, y la que menos por duplicado, he manifestado a V.S. mis designios en la presente campaña para libertar a Quito. Nada he omitido para hacer conocer a V.S. la extraordinaria importancia de embarcar en la Buenaventura siquiera 3.000 veteranos de la Guardia y conducirlos a Guayaquil para obrar sobre Quito en esa dirección, mientras que S.E. el general Urdaneta obraba por Pasto con 2.500 hombres más. Lo mismo he dicho al coronel Morales y al Presidente de la Junta de Gobierno de Guayaquil, encareciéndole a todos la importancia, la necesidad y las ventajas de esta operación. Además, en mis órdenes anteriores he autorizado a V.S. y al coronel Morales amplia y suficientemente para que tomaran cuantas medidas fueren necesarias para remitir los buques y los víveres suficientes para conducir 3.000 hombres de la Buenaventura a Guayaquil, autorizándolos, también, para que estas medidas fuesen enérgicas, activas y aun violentas, si era necesario, para que vinieran los buques, eximiéndolos de toda responsabilidad y cargando yo con ella. He prevenido también a V.S. que el bergantín Ana, de la propiedad del Gobierno, y que ha ido a Guayaquil conduciendo reclutas, se armara, tripulara y equipara completamente allí y volviera con uno o dos buques de guerra, también armados en Guayaquil, o de los del Perú o de Chile, si se podía obtener de ellos este servicio, convoyando hasta la Buenaventura los buques de transporte. Estas mismas órdenes y estas mismas autorizaciones las repito ahora a V.S. y le prevengo de nuevo que haga esfuerzos increíbles e infinitos a fin de que vengan al puerto de San Buenaventura los transportes necesarios para conducir a Guayaquil siquiera 3.000 veteranos de la Guardia: que traigan los víveres necesarios para ellos: que vengan escoltados por el Ana y uno o dos buques más de guerra, capaces de resistir las fuerzas enemigas que puedan encontrar y defender tan precioso convoy: y que si no es posible, a pesar de toda la actividad y eficacia de V.S., para principios de marzo, como antes he dicho, estén siquiera en la Buenaventura para los fines de dicho mes o en todo el mes de abril, pues, aunque este plazo es dilatado la operación es de suma importancia y necesidad.

Descanso en la seguridad de que V.S. nada omita a fin de que vengan los buques y de que yo, con 3.000 hombres de la Guardia, marche sobre Quito por Guayaquil.

A pesar de estas órdenes, V.S. obrará con la división de su mando del modo que crea conveniente y como si no me esperara a mí con la Guardia por Guayaquil, pues, podrán ser las circunstancias tales que yo me vea obligado a obrar con mis fuerzas por Pasto, pero teniendo V.S. siempre presente mi orden de 6 de enero, en que he dicho a V.S. «que sus operaciones deben tener por objeto amenazar a Quito, pero de lejos, y sin comprometerse. Obrando V.S. paralelamente al enemigo, se logra mi designio. V.S. deberá retirarse cuando lo busquen, para alejar aquellas fuerzas de Quito y deberá buscar al enemigo, cuando éste se retire o se quede en inacción. Mi deseo es que V.S. obre con la mayor audacia aparente y con la mayor prudencia real. A estos dos puntos se reducen todas mis instrucciones». Y lo mismo repito ahora, en la inteligencia de que de todos modos cuento con la cooperación de la División del mando de V.S. sobre la capital de Quito, si las circunstancias me obligan a obrar por Pasto.

Como el general Mourgeon ha eludido la negociación de canje que le propuse por medio de un comisionado, bajo el frivolo pretexto de que ya había puesto nuestros prisioneros en libertad bajo su propia responsabilidad, sin que esta negociación se perfeccionara, como es de costumbre, prevengo a V.S. que habilite a nuestros oficiales que hayan sido prisioneros, para batirse contra los enemigos de la República, puesto que mis comisionados han llevado la nota de los españoles que yo tenía en mi poder para canjearlos por los nuestros y que por la conducta de Mourgeon opuesta al derecho de gentes, no se ha practicado el canje como éste previene.

He destinado a mi edecán O’Leary a Panamá con orden de que inmediatamente se embarquen para las Esmeraldas o Guayaquil, según convenga, mil veteranos de Colombia, de los dos mil que guarnecen el Istmo, y que el reemplazo de estos mil hombres vayan de las provincias de Santa Marta y Cartagena.

Incluyo a V.S. Gacetas de Colombia y de Bogotá con noticias bien interesantes y una copia de la orden general de ayer, que contiene las que me ha comunicado S.E. el Vicepresidente.

Si V.S. toma el interés que debe en que vengan a la Buenaventura los buques que pido, la libertad de Quito es infalible e infinitamente menos costosa, conservando así la vida de los ilustres soldados de la Guardia, que tantas veces han sellado, con su sangre, sus triunfos y la libertad de su patria.

Dios guarde a V.S. muchos años.

BOLÍVAR

P.D. — Se me olvidaba decir a V.S. que no obstará mi marcha a Guayaquil para que se ejecute la operación sobre Pasto a fines de este mes de febrero, a las órdenes del general Valdés, el que a principios de abril estará del otro lado del Guáitara o en Ibarra quizás. Es decir, que siempre se hará la operación sobre Pasto y que si vienen buques yo iré con 2.000 hombres de la Guardia, por lo menos, a contribuir a la libertad del Sur: pero por esta parte un grande ejército no tiene víveres, ni bagajes, con que marchar hasta Quito y es además doloroso dejar sacrificar por el clima soldados tan beneméritos como son los de la Guardia. Vale.

El original existe en el Archivo Nacional de Quito. El señor Jorge Pérez Concha, Director del Museo y Archivo Nacional nos envió esta copia, en carta de 24 de junio de 1943. Este importante oficio ha permanecido inédito.

* De un impreso moderno. "Cartas del Libertador". (Fundación Lecuna), tomo III, págs. 201-203.

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