Popayán, 9 de febrero de 1822.
Al Intendente Coronel Muñoz.
La operación de remitir a Guayaquil por el Puerto de la Buenaventura tres mil veteranos por lo menos, es de tal importancia que llama toda la atención de S.E. el Libertador el cual quiere que nada, nada, nada, se omita para realizarla. Así es que previene a Vd. que en el acto que lleguen al Puerto de la Buenaventura los buques que ha pedido a Guayaquil para conducir 3.000 veteranos cuando menos, o que tenga Vd. noticia cierta de que vienen los buques que se han pedido, dirigirá Vd. un expreso, volando, volando, a comunicarlo al Intendente del Cauca y a S.E. el Libertador. Si llegaren buques, o tuviera Vd. noticia de que vengan los suficientes, para conducir siquiera dos mil hombres, también lo participará Vd. votando, volando, volando. Si conforme a la autorización que se le dio a Vd. para fletar buques y enviarlos a Panamá para conducir tropas del Istmo a Guayaquil o Esmeraldas, pudiere Vd. conseguir los necesarios para embarcar siquiera dos mil hombres, en este caso los detendrá Vd. en la Buenaventura y lo participará volando, volando, mas si no pudiere conseguir sino los suficientes para ochocientos o mil hombres, en este caso los mandará a Panamá.
Si los buques que lleguen de Guayaquil no pudieren contener más que mil hombres, y si según las noticias que Vd. tenga de Guayaquil, según los informes de aquel Gobierno, de los Capitanes de los mismos, buques, y de otras personas dignas de entera fe, Vd. supiera que no vienen más buques que los necesarios para mil hombres, en este caso los dirigirá a Panamá para que conduzcan las tropas del Istmo a Guayaquil o Esmeraldas, pues peor sería que no fuera ni la expedición del Istmo, ni la expedición que debe salir por la Buenaventura.
En resumen, lo que S.E. el Libertador quiere es que si los buques que vengan de Guayaquil o de los buques que Vd. pueda conseguir son suficientes para conducir siquiera dos mil veteranos de la Guardia, del Puerto de la Buenaventura a Guayaquil, se detengan en la Buenaventura y se dé parte a S.E., volando, pero si no son suficientes, sino para mil hombres y no hay noticia cierta de que vengan otros en que puedan completarse siquiera el número de dos mil hombres, vayan a Panamá para conducir a Guayaquil o las Esmeraldas dos mil hombres de allí para los dos puntos dichos, conforme a las órdenes que llevó su Edecán O’Leary.
Como S.E. tiene muy fundadas esperanzas de que vengan buques siquiera para dos mil hombres de la Guardia, libra en esta fecha al Señor Intendente del Cauca las órdenes correspondientes para que se allanen las dificultades del camino, se acondicione carne, se construya bizcocho y se soliciten, construyan y recojan las canoas suficientes para bajar el Dagua.
S.E. ha mandado a satisfacer el alcance que Vd. hace según los recibos que acompañó, mandando entregar al Subteniente Muñoz mil pesos para cubrir el alcance que Vd. hace, y que el resto lo conserve Vd. para los gastos más urgentes y de primera necesidad sin que Vd. los distribuya ni los emplee, sino en lo que tenga una íntima y necesaria relación con su comisión.
Las adjuntas comunicaciones para Guayaquil son de la primera importancia, y yo no sé como encarecer a Vd. su pronta y segura remisión. Ellas tienen por objeto el que vengan los buques, los víveres y cuanto es necesario para conducir tres mil veteranos de la Guardia a aquella plaza. Remítalos Vd. pronto, pronto, y con toda la seguridad imaginable que Vd. pueda concebir.
S.E. desea con ansias saber el estado de la Costa y sobre todo donde se halla la fuerza naval enemiga, y de que clase son.
No omita Vd. nada por saber si hay corsarios nuestros sobre la Costa e invitarlos a prestarnos sus servicios para esta Expedición.
Dios guarde, &.
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary, tomo XIX, folio 133 vto. al 134 y vto.
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