Popayán, enero 27 de 1822.
Al Señor Coronel Caicedo.
S.E. el Libertador acaba de ser informado que V.S. en el tránsito por Neiva, del Mayor Zapata entregó V.S. a éste los reclutas, que S.E. vio en aquella ciudad a su paso por ella. S.E. ha visto con el mayor desagrado esta medida, pues previno a V.S. que los pusiera a disposición de los señores Coroneles Lara y Salom para que los condujeran aquí, con toda seguridad pues estaban destinados para la caballería, y no que se entregaran a ningún otro Jefe, y mucho menos a uno que sólo conducía un cuerpo de reclutas, que no podía custodiar ni los que él conducía. Así ha sido que los reclutas de Neiva, no sólo han desertado la mayor parte, sino que se han llevado muchos de los que conducía el mayor Zapata. S.E. pues me manda prevenga a V.S. que entregue a los señores Coroneles Lara o Salom los 100 reclutas, de la misma talla, robustez y sanidad, que los que vio S.E. en Neiva, y que sean como aquéllos, propios para la arma de Caballería, en reemplazo de los que V.S. sin orden, entregó a Zapata.
Lo que participo, etc.
Dios guarde, &.
[JOSÉ GABRIEL PEREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary, tomo XIX, folio 117 y vto.