Lima, 29 de julio de 1826.
AL SEÑOR GENERAL ANTONIO GUTIÉRREZ DE LA FUENTE.
Mi querido general:
Hoy sale un oficial que pondrá en manos de Vd. esta carta y a llevar las órdenes para que inmediatamente baje a esta capital la división del General Sandes que se halla en esa ciudad, y cuya presencia es cada día más necesaria en esta capital; y ahora que se acaba de descubrir una revolución tramada contra el gobierno, contra mí y contra los colombianos, se hace más necesaria la venida de estas tropas a mantener el orden y la tranquilidad en un país que parece no alimentarse sino del desorden y la intriga.
Este inicuo plan ha sido concebido por algunos militares del Perú y algunos argentinos que quieren destruirlo todo para aprovecharse de esta misma destrucción. Ya tenemos presos unos diez o doce y entre ellos se encuentran los señores Necochea, Coronel Prieto, Ninavilca, Vidal y otros. Se están tomando todas las medidas imaginables para descubrir el total de una conspiración que parece no tener otro blanco que yo y los colombianos. No puede Vd. imaginarse lo embarazoso de mi situación; no hallo partido que tomar, porque cualquiera que sea es igualmente malo. En fin, yo pido los batallones Rifles y Vencedores para que vengan a guarnecer esta ciudad, y por esto yo espero que Vd. tomará el mayor interés en que esta columna venga lo más pronto y pagada de sus ajustes y todo. Allá quedarán "Pichincha" y un escuadrón de Húsares a las órdenes de Sandes.
Cuanto se ha dicho del general Páez es cierto en la mayor parte; el pueblo de Valencia le ha obligado a hacerse cargo del mando que le quitaba el senado, y esto ha puesto a aquel país en una agitación espantosa. Aunque Páez no ha tomado ningún partido decisivo, antes al contrario, dice que me espera, es sensible todo lo que ha sucedido por los embarazos que esto me causa.
En Guayaquil ha habido una junta popular ocasionada por los sucesos de Venezuela, e igualmente me llaman y me esperan para que los aconseje y guíe. Calcule Vd., pues, cual será mi situación y a qué podré resolver. Entre tanto hago llamar al general Santa Cruz, que ha ido a la sierra a prevenir los desórdenes que podrían ocasionar los revoltosos de "Junín", y me preparo a marchar a Colombia a desenredar un laberinto de pasiones e intereses, mientras que aquí se prepara otro.
En fin, tengo mi cabeza loca con el tropel que nos ha venido hoy, y así soy de Vd. amigo de corazón.
Bolívar.
Adición.—El ejército de Colombia estará siempre en el Perú mientras el gobierno lo quiera así. El plan está conocido ya: Ninavilca lo está declarando.
Bolívar.
Paz Soldán la reproduce, 2º, II, 106 con ligeros errores que también contiene la copia existente en la Biblioteca Nacional de Lima. Hemos seguido una copia de O’Leary.
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