Magdalena, 22 de febrero de 1826.
A S. E. EL GENERAL F. DE P. SANTANDER.
Mi querido general:
He visto la carta de Vd. en que me propone sea yo el protector de la compañía que se va a establecer para la comunicación de los dos mares por el Istmo. Después de haber meditado mucho cuanto Vd. me dice, me ha parecido conveniente no sólo no tomar parte en el asunto, sino que me adelanto a aconsejarle que no intervenga Vd. en él. Yo estoy cierto que nadie verá con gusto que Vd. y yo, que hemos estado y estamos a la cabeza del gobierno, nos mezclemos en proyectos puramente especulativos, y nuestros enemigos, particularmente los de Vd., que está más inmediato, darían una mala interpretación a lo que no encierra más que el bien y la prosperidad del país. Esta es mi opinión con respecto a lo que Vd. debe hacer y, por mi parte, estoy bien resuelto a no mezclarme en este negocio ni en ninguno otro que tenga un carácter comercial.
Soy de todo corazón.
BOLÍVAR.
P. D.—Esta carta parte sin llegar el correo: por esto no podré contestarlo sino en el próximo. Por la vía de Guayaquil escribo a Vd. largamente, pues creo que llegará antes que por el correo ordinario.
Castillo me ha escrito diciéndome que había renunciado la intendencia de Guayaquil, si Vd. lo admite, puede nombrar en su lugar al señor Illingworth, que la servirá divinamente, porque después de ser un excelente hombre y tener mucho método para gobernar, es adorado en Guayaquil y no le faltan conocimientos. Si yo me vi obligado a removerlo fue porque en aquellas circunstancias no nos convenía, pero ahora que han cesado todas estas causas, yo no encuentro un hombre mejor que Illingworth.