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DOCUMENTO 113. DEL ORIGINAL. O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER. FECHADA EN MAGDALENA EL 23 DE JUNIO DE 1826, INFORMA SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA DE EUROPA Y VARIOS ASUNTOS INTERNOS DE COLOMBIA.

Magdalena, 23 de junio de 1.826.

A S. E. EL GENERAL F. DE P. SANTANDER.

Mi querido general:

He recibido con infinita satisfacción la carta de Vd. de este correo en la cual me habla Vd. largamente de todo, sobre el estado de las cosas internas y externas, de un modo que nada me quede que desear. La noticia que Vd. me da sobre las disposiciones de España y de Inglaterra por la paz, me encantan por la esperanza de ver llegar el día de la paz. Ese día no espero más nada, y dejo todo confiado a la libertad, a la gloria y a la paz. Con tales tutelares, ¿para qué más guardianes?

Yo he hablado al agente de Inglaterra aquí sobre la liga de la Inglaterra con nosotros por medio del congreso de Panamá. Como toda conversación se comunica, no dudo que esta se sabrá en Londres, aunque con mucha reserva. Esta ventaja sería inmensa, pues tendríamos un garante contra la España, contra la Santa Alianza y contra la anarquía. Las ventajas comerciales para los ingleses valdrían mucho menos que los provechos reales y positivos que nos procurasen con sus relaciones. Muchos años ha que tengo esta idea y cada día me confirmo más en ella; y muy bueno sería que Vd. escribiese a Gual sobre esto. Si no mostramos ahora que estamos en prosperidad este deseo, cuando nos hallemos en adversidad será ridículo.

Vd. está muy asustado, como es natural, con la falta del millón para julio: el compromiso es terrible, pero me queda la satisfacción de haber dado el paso que puede llenar este vacío, si las cosas mejoran un tanto en Londres.

Sabe Vd. que los consejos sobre mi conducta con el Brasil ya me empalagan. ¿Si he dicho mil veces lo que debo y quiero hacer, para qué tantos cuidados? El duplicado de una carta no lo leo porque ya lo sé, y es por esta causa que me fastidia el oír tantas veces la misma cosa. La respuesta de Vd. será que yo repito cuando me interesa una cosa, y mi réplica es que también mi repetición será fastidiosa. Así, raya al Brasil. A propósito o al caso: la muerte del rey de Portugal va a poner en grandes embarazos a la Inglaterra, al rey de España, a la Santa Alianza y al emperador del Brasil. Era la muerte que más deseaba para que viésemos este desenlace diabólico: Fernando VII temblará por la constitución del Brasil; la Inglaterra protegerá a Pedro, y los aliados a Miguel, mientras tanto el Brasil y Portugal necesitarán de un príncipe cada uno, y no hay más que un príncipe para los dos. La Inglaterra ha tenido embarazos para ratificar el tratado con el Brasil, pero el rey de Portugal ratificó el suyo y, por consiguiente, Pedro es su heredero, y no Miguel. Con la muerte de Alejandro y del rey de Portugal puede recibir la Santa Alianza un gran quebranto, que espero y deseo ardientemente.

La recomendación para el viejo López no me importa nada y la he dado solamente por salir de un hijo que tiene aquí muy pesado.

Me alegro de que Vd. haya aprobado mi respuesta a Páez: yo la creía fuerte, y con Páez no se debe usar de este lenguaje, porque el día que se le encienda la sangre, su sangre le sirve de mucho.

Me alegro infinito de que Vd. haya recibido del congreso una nueva prueba de consideración nacional en el rechazo de su renuncia.

Todos los días pienso mi marcha a Colombia, y todos los días tomo diferente resolución: si me voy, voy a encontrar con dificultades que yo no puedo vencer. La plata y la sangre son los enemigos natos de Colombia. Antes de quince o veinte años, si vivimos, podremos notar alguna mejora sensible en estos dos departamentos, antes no. Si me quedo las repúblicas del Sur se organizan y se ligarán a Colombia de cuerpo y alma; y esto no deja de ser un gran bien físico y moral. Aquí tenemos grandes proyectos entre manos sobre constitución y liga de Bolivia, Perú y Colombia. Si se logran los pasos previos hablaré de esto sin comprometerme; pues son los buenos peruanos los que están en este negocio. Yo procuro siempre nuevas amarras para nuestro bajel, pues si se rompen unas quedan otras.

Chile se quiere levantar en favor de O’Higgins y Chiloé ha dado el ejemplo. Mis enemigos me lo atribuyen, pero no tengo la menor culpa. Si sucede lo mismo en Buenos Aires, dirán otro tanto.

Mucho siento que Revenga se haya mostrado enemigo de Vd., no sé sobre que fundamento gira semejante extravagancia; a menos que él crea que Vd. ha tenido parte en su desaire en Londres; mientras tanto yo le escribo diciéndole cuanto bien Vd. piensa de él. Si acaso Vd. quiere que Revenga venga donde mí, yo me alegraré para emplearlo de secretario general, pues deseo tener a mi lado un hombre de capacidad y de juicio circunspecto.

Todo lo demás que Vd. me dice de esos señores me parece natural. Dudo que Mendoza acepte la intendencia de Caracas. Vd. duda una destrucción en aquella capital, porque la masa del pueblo es buena y amiga del orden. Mi hermana me dice lo contrario, y piensa irse del país por temores que no serán tan infundados, puesto que tiene que perderlo todo y nada tiene que llevar.

Nunca he dudado de lo que Vd. me dice sobre que no conoceré nuestra organización y administración, y que todo está cambiado por nuestras leyes. Tan persuadido estoy de todo esto, que cada vez me considero más lejos del mando de Colombia. Siendo la organización de esa república tan sublime y yo tan soldado, no soy capaz de manejar teclas tan delicadas: las rompería todas al tocarlas. Esa obra no es mía, y, por lo mismo, la gloria de sus efectos debe ser de otros, que son sus autores. Ellos deben quererla y conservarla a todo trance. Yo, como no la entiendo, la encuentro enredosa, complicada y endiantrada. Dudo de su existencia. Yo no he hecho más que dos cosas: pelear y dar algunas ideas de legislación; lo demás es ajeno, y como no es mío, no lo quiero para mí.

En cuanto a la constitución para Bolivia Vd. la verá; si no gustare a los nuevos estados, me alegraré mucho, porque menos compromisos tengo con ellos. Si ella es buena lo juzgarán los sabios, y si fuere mala les diré que no hay ninguna mejor, sino la de un rey constitucional con poderes muy bien demarcados. Todo esto se entiende para nosotros, pues no puede haber ley sin sujeto.

Ya Vd. sabrá que Bolivia ha sido reconocida por este país, y que pronto mandará sus diputados al Istmo.

Deseo ver el decreto que suprime mi empleo para devolvérselo al gobierno y dar el ejemplo, no de moderación, sino de indignación. Lo que Vd. me dice de Piñango lo entiendo perfectamente y luego todo eso de organización etc. etc. En cuanto a Salom y a Lara, diré a Vd. que ya son viejos para cabreros, pues que están resueltos a no servir en Colombia, para que no les den el sueldo en calumnias e ingratitudes. Silva ha ido a Guayaquil porque así conviene; daré la orden a O’Connor y Urdaneta para que marchen a Colombia. El segundo es malo.

Me alegro mucho de lo que Vd. me dice de Bermúdez. Ojalá que conserve su buena fama para que nos sirva en Venezuela, del modo que lo ha hecho hasta ahora. No le falta más que una cualidad para ser perfecto, la sangre: quiero decir que fuera como Padilla para que lo quisiese el pueblo.

He respondido a Vd. todo.

En este momento me acaba de decir un caballero que ha venido de la ciudad, que en Lima se han recibido cartas de Inglaterra que aseguran que Nicolás ha dirigido una circular a los gabinetes de Europa anunciándoles que está dispuesto a seguir la misma conducta que su hermano Alejandro y que sostendrá, lo mismo que él, los principios de la Santa Alianza. Aunque esta noticia es puramente noticia, no sería extraño.

Soy de Vd. amo. amigo que lo ama de corazón.

Bolívar.

P. D.—Yo gasto tanto que estoy obligado a librar contra Guayaquil todos los días. Aquí estoy a medio sueldo, como todos los que pasan de mil pesos, por lo que necesito de plata para gastar en un país carísimo. También he librado contra Caracas más de veinte mil pesos. ¡Paciencia!!!

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