Lima, 30 de Mayo de 1826.
AL SEÑOR GENERAL DON JOSÉ DE LA MAR.
MI QUERIDO GENERAL.
En días pasados tuve el sentimiento de oír que su amable, su digna esposa, había dejado huérfana a su familia. hasta ahora no he podido saber la verdad de un acontecimiento que lamento desde luego, ni tampoco puedo persuadirme que tal sea la desgracia del mejor de los hombres.
Mando a Vd. un ejemplar de mi constitución para la República Boliviana, en ella he procurado el bien y la estabilidad de una nación que ha querido despojarse de su primitivo nombre y dar el mío a sus generaciones futuras. ¿Y yo qué he hecho ni puedo hacer para llenar tamaña deuda?
Mi Edecán O’Leary debe tocar en esa ciudad y él podrá dar a Vd. todos los informes que desee obtener sobre la situación política del Perú.
Soy de Vd., mi querido general, amigo de corazón.
BOLÍVAR.
Reproducida en O’Leary con errores de copia.