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DOCUMENTO 10833. CARTA DEL LIBERTADOR PARA JOSÉ HIPÓLITO UNANUE, FECHADA EN EL CUZCO EL 28 DE JULIO DE 1825, EN LA CUAL TRATA VARIOS ASUNTOS: SU DOLOR POR EL DECESO DE JOSÉ SÁNCHEZ CARRIÓN; SOBRE LA PERMANENCIA DEL DES­TINATARIO EN LA PRESIDENCIA INTERINA DEL CONSEJO DE GOBIERNO; INFORMA SOBRE LA MISIÓN DE HERES EN CHILE; QUE HA SUSPENDIDO LA EXPEDICIÓN CONTRA CHILOÉ; QUE VIO UN DECRETO DEL CONGRESO DEL RÍO DE LA PLATA, EX­PRESIVO DE LAS FELICITACIONES POR LA LIBERTAD DEL ALTO PERÚ; Y FINALMENTE LE HABLA DEL CASO DE COCHRANE.

Cuzco, 28 de julio de 1825.

Señor Doctor José Hipólito Unanue.

Mi querido presidente:

He recibido ayer la carta apreciable de Ud. del 10 del corriente, que me ha causado la mayor sensación y dolor. ¡El digno y pobre Camón muerto! ¡Ud. enfermo! ¡Heres fuera del ministerio de gobierno! ¡Pando en su misión del Istmo! ¡y La Mar con licencia para Guayaquil! Todo esto reunido me ha aturdido y, sin embargo, he debido deliberar en un momento.

Lo primero que he mandado es que Ud. continúe en la presidencia interina; segundo, que Ud. sea el vicepresidente nato; tercero, que Ud. se encargue del ministerio de gobierno, a pesar de tener que ejercer la presidencia; cuarto, que el señor Larrea, ministro del tribunal de justicia, se encargue del ministerio de hacienda; quinto, que el coronel Salazar, nom­brado ministro de guerra y el señor Larrea, ministro de hacienda, sean los vocales del Consejo de Gobierno; sexto, que el Consejo de Gobierno nom­bre un vocal para el tribunal de justicia, en lugar de Larrea.

Mi querido presidente, un cúmulo de dificultades y responsabili­dades se reúnen sobre la cabeza de Ud., pero yo creo que Ud. las puede vencer, por la opinión general que goza y por el auxilio del general Salom que manda el Ejército Unido, a quien encargo nuevamente que lo sostenga con todas sus fuerzas y toda su alma.

El general Heres debe ir a su misión de Chile; porque no quiero que ningún colombiano tenga la menor influencia en los negocios del Perú, pues en su tierra de Ud., Arequipa, me han puesto un pasquín llamándome monstruo, que debo devorar a los peruanos, porque yo los quiero subyugar. De resultas de esto y de otros muchos chismes, quiero que se vayan para Colombia los 3.000 hombres que había determinado marchasen después de la rendición del Callao, para lo cual dispondrá Ud. lo conveniente, tratando sobre esto con Heres, que está bien instruido de todo.

Desde luego mando suspender una expedición que había pensado hacer de colombianos y peruanos sobre Chiloé, pues no quiero que digan los peruanos y los chilenos que los quiero oprimir. Así no hará Ud. más nada sobre este negocio de la expedición de Chiloé, sobre la cual escribí muy largamente a Heres desde Arequipa.

Insto mucho a Ud. porque se reúna sin falta el Congreso el día 10 de febrero, sin falta; y al congreso puede Ud. instar para que determine si

quiere, o no, que se haga una expedición sobre Chiloé. Entonces se podrá hacer, si el congreso lo ordenase.

En este instante acabo de ver un decreto del congreso del Río de la Plata que manda darme las gracias por la libertad del Alto Perú y por ha­berlos mantenido bajo mi protección después de su libertad; que venga una misión al Alto Perú a tratar conmigo sobre la suerte de aquellas provincias, dejándolos en libertad de elegir su destino sin pretender dominarlos. Este decreto es muy satisfactorio para mí y muy justo con respecto a aquellas provincias, pues todo lo facilita para el arreglo pacífico de aquel país. Las provincias del Alto Perú están divididas en tres partidos: el primero es por la independencia y es el más grande; el segundo es por el Perú; el tercero es por el Río de la Plata, y que es muy pequeño. Por consiguiente, no dudo que la asamblea se decida por la independencia, sea cuales sean los deseos del Perú y del Río de la Plata. Por consiguiente, vayan Uds. pensando en este negocio para cuando llegue el caso lo presenten al Congreso bajo los verdaderos colores que él merece.

No comprendo cómo es que a Cochrane sólo le faltan noventa mil pesos que entregar, cuando el comisario me presentó, antes de salir de Lima, una cuenta por la cual le restaban que dar a dicho señor Cochrane, doscientos sesenta mil. Yo deseo que Ud. me informe bien sobre este ne­gocio. Lo que es muy extraño aun es que el departamento de la Libertad sólo dé cinco mil pesos mensuales: esto es imposible. El departamento de Ayacucho debe dar veinticinco mil pesos lo menos, Jauja otros tantos y la aduana de Pisco veinte mil por lo menos.

Si Uds. están faltos de rentas, por qué no le echan a Lima una contribución extraordinaria por todas las que ha dejado de pagar, a fin de que el vacio que haya lo llene ese departamento, por lo que ha dejado de dar, como me parece muy justo. Por supuesto, yo creo que Cochrane haya pa­gado todo, pero yo quiero saber cómo es que el comisario dedujo que Co­chrane debía doscientos sesenta mil pesos a mi salida de Lima. Ud. debe saber que los doscientos mil pesos que me dio Cochrane en letras, contra Arequipa, no los han pagado allí, y todo lo que Cochrane ha librado al Alto Perú apenas alcanza a trescientos mil pesos. Yo suplico a Ud., mi querido presidente, aclare este negocio con el señor Cochrane, pues todo lo que es dinero es del mayor interés. No deje Ud. de tener muy...

Soy de Ud. afmo. Amigo.

[BOLÍVAR]

* De un impreso moderno: Simón Bolívar, Obras Completas, tomo II, pp. 185-187. El compilador advierte que la carta fue tomada de: Obras científicas y Literarias, tomo II, pp. 414-416.

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