Ilmo. Señor Arzobispo.
Cuando por disposición del Libertador de Venezuela, General en Jefe de sus Ejércitos, manifesté a V.S. lima, en 27 de octubre último, lo que había indicado el Pbro. Manuel Antonio Limardo [1] Cura del Pueblo de Guarico [2], no fue otro el objeto de S.E. que recomendar el mérito y la virtud y de ningún modo patrocinar excesos y atentados, cuyo castigo y escarmiento toca exclusivamente a V.S. Ilma.
El 8 o 9 de Noviembre, hallándome en Cabudare, inmediaciones de Barquisimeto, llegó a mis manos abierto el oficio de V.S. lima, de 2 del mismo, contestando el de 27 citado; pero sin la orden que acompañaba para el dicho Presbítero; se solicitó y no pudo ser habida, mucho menos con los acontecimientos desgraciados del 10 y siguientes. Por fin sin ella he dado cuenta a S.E. en esta fecha, y ha resuelto sobre el supuesto que al principio he dicho, que, caleciendo de aquellas recomendables circunstancias el Pbro. Limardo y sustituyendo la de la ingratitud tan odiosa; V.S. Ilma. ordene cuanto crea conveniente a corregir sus excesos; y se lo aviso para su inteligencia.
Dios guarde a V.S. Ilma. muchos años.
Cuartel general de Valencia, Diciembre 10 de 1813.—3° y 1°.
RAFAEL D. M BRIDA.
* Archivo Arquidiocesano, Caracas. Del original escrito de amanuense no identificado. La firma es autógrafa. El documento fue facilitado a la Comisión Editora por Fray Cesáreo de Armellada, Director del Archivo.