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DOCUMENTO 5742 OFICIO DE PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ PARA EL VICE­PRESIDENTE DE VENEZUELA, FECHADO EN SAN CARLOS EL 14 DE JUNIO DE 1821, POR EL CUAL LE PARTICIPA QUE EL LIBERTADOR ESTÁ EN CONOCIMIENTO DE LA CONDUCTA DEL GENERAL ARISMENDI, RELATIVA A LA EXPEDICIÓN QUE DEBÍA PARTIR DE MARGARITA Y HA SUCEDIDO IGUAL CON LA DEL AÑO 1819 EN QUE HUBO DESPRECIO A LAS ÓRDENES DEL GOBIERNO. ENVÍE AL GENERAL ARISMENDI AL CUARTEL GE­NERAL LIBERTADOR CON LOS DOCUMENTOS QUE PUEDAN INFLUIR EN LA INVESTIGACIÓN DE SU CONDUCTA POR NO HABER CUMPLIDO LAS ÓRDENES DEL GOBIERNO. SI LA EXPEDICIÓN SALIÓ, QUEDA SIN EFECTO SU REMOCIÓN.*

San Carlos, junio 14 de 1821.

Al Excelentísimo Señor Vicepresidente de Venezuela.

Están en conocimiento de S.E. el Libertador las dos notas de V.E. fecha de 27 de abril último, incluyéndome copias de dos oficios del señor General Arismendi en que expone las dificultades que tocaba para el apresto de la expedición que se mandó salir de Margarita, y detallándome las fuerzas del ejército de Oriente que se habían movido o estaban prontas a hacerlo, y los refuerzos que había reci­bido el enemigo en las costas, conducidos en tres buques de guerra. S.E. ha visto con dolor verificados los justos temores y descon­fianzas que le inspiraron desde el principio los pasos del señor Ge­neral Arismendi para sacar la expedición de Margarita. Los mismos medios y la misma conducta que se observaron en las autoridades de aquella isla el año de 1819, se han repetido ahora con el mismo suceso; pero no había podido concebir S.E. que el desprecio más claro a las órdenes del Gobierno, se acompañase con tantas pro­testas de sumisión y con tanta apariencia de celo e interés por el servicio, cuando en efecto no ha habido ni una ligera sombra de él. S.E. no ha hallado en las dos notas del señor General Arismen­di sino motivos de cargo, pretextos frívolos e insignificantes y con­tradicciones absurdas y groseras que descubren plenamente el fondo de sus intenciones con más claridad cuanto más se empeña en encu­brirlos.

Se pretexta la falta de buques y se habla de uno mayor que llevaba fusiles y municiones al señor General Bermúdez. ¿No po­dría éste conducir también 100 o 200 hombres? Se alega la repug­nancia de las tropas para embarcarse y el temor de que se oculten en los bosques si llegan a penetrarlos, pero estas consideraciones no militan cuando se trata de enviar otra expedición de 80 a 100 hombres a Campano; entonces los obstáculos desaparecen, las tro­pas marchan voluntarias, los buques se presentan y no hay falta de dinero; siendo muy notable la diferencia entre una expedición que va a remontar sólo para guarnecer puntos de ningún interés real, y otra que debía bajar en menos tiempo y con un objeto extraordinariamente importante y urgente.

Los fondos faltan para la expedición y no se observa lo mismo para la construcción de fortificaciones innecesarias o inútiles, para el armamento y equipo de buques de guerra y corsarios particula­res. En una palabra, si se lee con detención cada una de las notas del General Arismendi, en cada línea se halla un cargo y en cada frase una contradicción. Lo único que aparece de ellas es su ningún deseo de realizar la expedición, y su consagración absoluta al sistema que se le vio observar en 1819 para burlarse de las órdenes del Gobierno, excusándose con las demás autoridades de la isla, como si ellas debiesen responder o pudiesen conocer de la dirección de la guerra.

Recuerdo a V.E. con este motivo lo que le dije en una de mis comunicaciones del mes de marzo sobre la convocación de las jun­tas de guerra, y hago observar a V.E lo extraña que es la larga relación del General Arismendi sobre la traslación del Almirantazgo, en que parece que acusa al señor General Clemente por haberse llevado los fondos que pertenecían a éste, y en que le atri­buye la falta de marineros en la isla cuando por otra parte tengo el estado de fuerza de cada buque de la escuadra y todos no alcan­zan a cubrir el número que se dice tomado en Margarita. Si los corsarios particulares no fuesen tan preferidos en Margarita, y si las primeras autoridades de la isla no fuesen también los principa­les capitalistas de ellos, no se verían todos los marineros del país en los corsarios; estaría nuestra escuadra bien tripulada de marine­ros; no habría falta de marineros para sacar la expedición, y los marineros que debían asegurar nuestras costas sirviendo última­mente a la República, no serían simples instrumentos para hacer grandes fortunas cuatro capitalistas, mientras el tesoro público no recibe ingreso alguno, la República carece del servicio de sus hijos y éstos quedan siempre reducidos a la miseria.

En atención a todas estas consideraciones me manda S.E. el Libertador diga a V.E. en contestación a los oficios citados:

1º Que si a pesar de las órdenes que supone habrá librado V.E. últimamente, no ha salido la expedición de Margarita .al tiempo que pudiera, cuando no incorporarse, por lo menos cooperar activamente con el ejército de Oriente, remueva V.E. del mando de la isla al señor General Arismendi y lo envíe al Cuartel Gene­ral Libertador con todos los documentos, informes e instrucciones que puedan influir en la investigación de su conducta por no haber cumplido las órdenes del Gobierno en esta vez, por haber sujetado su ejecución, no al tenor y espíritu de las mismas órdenes, sino a la determinación de juntas de guerra convocadas inoportunamente, y que manifiestan más bien el fin de divulgar la orden que el de cumplirla superando las dificultades. Esta disposición es condicional, como V.E. lo ve. Si la expedición ha salido a tiempo queda sin efecto la remoción prevenida, y se limitará V.E. a hacer conocer al General Arismendi las faltas en que ha incurrido, para que no reincida.

2° Que en el caso de la remoción está V.E. autorizado para nombrar el Gobernador Comandante General de Margarita, interinamente.

Lo comunico, etc.

Dios guarde a V.E. muchos años.

[PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ]

* Archivo del Liberador. O’L. Vol. XVIII, primera parte, Fº 325 vto, 326 y 327.

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