Al Gobernador de Barinas.
La jornada de los Taguanes acabó de libertar el territorio que componía la República de Venezuela, antes de la capitulación de San Mateo [1], y a pocos días de mi entrada en la capital de Caracas, consideré con satisfacción lo bueno de los ejércitos republicanos, pues la división de la Nueva Granada que salió a mis órdenes, había libertado siete provincias apenas en el tiempo necesario para recorrerlas, y el intrépido General Marino [2] había arrojado los tiranos de Cumaná [3]. Una serie tan rápida de victorias y el espectáculo de la libertad general, pudieran haberme inspirado confianza para dejar reposar el ejército vencedor bajo los laureles que había cogido. No obstante, el estado de indiferencia de esa provincia y de Mérida y Trujillo, y el conocimiento de que abrigaban en su seno los pueblos refractarios de Achaguas [4] Pedraza [5] , Bailadores [6], etc., y la necesidad de sitiar a Puerto Cabello [7], me hicieron acudir luego al punto a objetos tan interesantes. Esa provincia tuvo la primera atención, y el ejército que partió al Occidente a las órdenes del Teniente Coronel Ramón García de Sena [8], y a Los Llanos a las del Teniente Coronel Tomás Montilla [9], llevaban instrucciones para concurrir contra San Fernando de Apure [10] y asegurar el territorio de Harinas. Si los acasos de la guerra y los auxilios que ha recibido el partido español han entorpecido estas operaciones, está la falta en la subordinación de todas las partes del ejército español que a la primera orden del jefe, vuela de España, Puerto Rico, Maracaibo, etc., a sostener su causa.
El Comandante Elías [11], vencedor de Boves [12], y el Brigadier Rafael Urdaneta [13], a cuyas órdenes está la expedición de Occidente, tienen también las mismas instrucciones y llevarán sin duda la libertad a San Fernando de Apure y Bailadores. Creer que en la ciudad de Valencia he encontrado gran número de fusiles, es una palpable equivocación, si exceptuamos algunos malos, cuya composición ha sido más costosa que si se hubiesen comprado buenos; de modo que setecientos fusileros sitian en Puerto Cabello hasta mil. Pocos más intentan libertar el Occidente, después de derrotar la expedición de Miyares [14], y el Llano, cubierto de bandas de foragidos y sublevado por los españoles, se recorre por Campo Elías y los de Maturín [15], que todos no tienen ni 700 fusiles.
Vea VS. ahí nuestro estado, y vea si ha sido posible seguir otra línea de conducta en circunstancias sin duda más críticas que las que nos rodeaban al principiar la campaña.
En estos términos fue concebida mi respuesta al emisario del señor [16] Dr. Ramón Méndez [17], entonces y ahora me he privado de los recursos que VS. solicita, y los oficiales y tropas pertenecientes a esa provincia han obtenido casi todos licencia para restituirse a su patria. El deplorable estado de las familias dispersas y errantes, y la angustia de los pueblos deben repararse por todos medios, y están dadas mis órdenes para que se ejecute. Entretanto, debe saber VS. que las desgracias de Harinas son una sombra de las que han afligido estos territorios, que cada día hacen más ilustres las suyas por los sacrificios increíbles con que todos contribuyen a la libertad de la patria. Si [18] la ciudad de Caracas ha mantenido el ejército de Valencia, aun antes que su división, mostrándose la digna escuela de Barinas; y cuando se ha gravado a esa provincia con 25.000 pesos, el solo partido capitular de Caracas lo ha sido con 75.000 pesos.
Si el Director general [19] no ha empleado con VS. los términos propios, y si el Administrador general de correos [20] ha traspasado los límites del decoro dirigiéndose a VS., ha debido VS. manifestarme su queja para proceder en consecuencia y no prorrumpir en reflexiones ofensivas a mi carácter. Ignoro todavía cuál ha sido el lenguaje del Director general, y en cuanto al Administrador general de correos puedo asegurar a VS. que no incurrirá en nuevos excesos. Concluyo insinuando a VS. que obligado por mi destino a sostener la autoridad de que soy responsable en lo sucesivo, todo el uso necesario para impedir que se empleen las reflexiones indecentes con que faltando, y no a mi representación, sino a mi carácter particular, se ha propuesto VS. prodigármelas en todas sus comunicaciones [21].
Dios, etc.
Valencia, Noviembre 2 de 1813.
SIMÓN BOLÍVAR.
* De un impreso moderno. O’Leary, Memorias, correspondencia oficial, pp. 403-405 da el texto de este documento que dice haber tomado "del Copiador de la Secretaría”. La Comisión Editora no ha podido examinar ni dicha copia ni el original. El destinatario era el Coronel Manuel Antonio Pulido, sobre quien puede consultarse la nota 1 del doc. N° 255, en la correspondencia oficial de esta Colección.