Guanare, mayo 26 de 1821.
Al Señor Ministro del Interior y Justicia.
El 17 del corriente tuve el honor de participar a S.E. el Vicepresidente de la República los sucesos más importantes que habían ocurrido hasta entonces. El ejército continuó sus movimientos sobre esta ciudad con toda la lentitud que exige la combinación que ejecuta con la división de los señores Generales Páez y Urdaneta. Ayer han acabado de entrar aquí los diferentes cuerpos que lo componen, a excepción de la columna del señor Coronel Ramos, que se espera por momentos, después de haber llenado completamente los objetos a que fue destinada.
Por los partes oficiales del Señor Coronel Carrillo sabemos que él con su columna ocupa al Tocuyo desde el 19 del corriente, y que el señor Coronel Vargas, con la vanguardia de aquel cuerpo, se había adelantado a Quíbor a pacificar el territorio que estaba infestado de guerrillas, y a observar las fuerzas enemigas que cubrían aún a Barquisimeto. El Coronel Carrillo obtuvo en su marcha hasta el Tocuyo algunas ventajas, batiendo las guerrillas que encontró y atrayendo la mayor parte de las que dejó el enemigo dispuestas y armadas para que le molestasen la espalda. Tres de ellas se han presentado, conducidas por sus Comandantes y oficiales que han [traído] [1] manifestado las armas que se les dieron y las instrucciones que tenían. Estos sucesos y los que por su parte alcanzaba al mismo tiempo el Coronel Vargas, apoderándose de todo el Distrito de Carora, casi simultáneamente pronunciado por la República con un entusiasmo extraordinario, nos han dado la posesión tranquila del Occidente.
Desde el 21 del corriente participó el señor Coronel Carrillo la plausible noticia de haber ocupado a Coro el señor General Urda-neta. Por mil partes se había dicho antes lo mismo, y se ha repetido después hasta por el país enemigo. Ya no cabe duda de que sea verdadero este suceso del que tal vez habrá sido instruido V.S. más prolijamente por Maracaibo.
Hasta ayer habíamos estado envueltos en mil incertidumbres sobre los intentos del enemigo. Se había dicho que el General La Torre estaba en Araure [con las demás que tenía en San Carlos reunidas la 3ª y 5ª división que existía allá] [2] donde había reunido las tropas que había en San Carlos con las 3ª y 5ª divisiones. Se aseguraba que uno de sus mejores batallones había ido a reforzar a Barquisimeto, y que el resto del ejército se aproximaba a esta ciudad y se había adelantado ya hasta Ospino. S.E., para salir de dudas, envió al Escuadrón de Dragones de la Guardia para que fuese a reconocer al enemigo hasta sus puestos avanzados o hasta donde supiese positivamente la posición que ocupaba, y tomase algunos prisioneros que diesen noticia de todo lo que se deseaba saber. Apenas había marchado el Escuadrón seis leguas, cuando se le presentaron algunos desertores del batallón de Barinas que venían a pasársenos, y poco después encontró también un posta despachado por el Padre Torrellas con la correspondencia interceptada a un oficial español que iba en deligencia para Barquisimeto conduciendo órdenes del Comandante General de la 5ª división para el Comandante de aquella ciudad. Por estas órdenes y por las cartas particulares que las acompañaban, hemos sabido de un modo indudable que el General La Torre vino en efecto a Araure, y contramarchó de allí precipitadamente sobre Caracas con los dos batallones de Valencey, que son sus mejores tropas; que este movimiento ha sido a consecuencia de novedades graves que han ocurrido en aquella ciudad, y aunque no expresan claramente cuáles son, dejan entender que han provenido de la Costa y de la sabana de Ocumare.
Al Comandante de Barquisimeto se le ordena que repliegue sobre Valencia por el camino de Nirgua, si es atacado, y esto hace conocer que las tropas de Araure llevan la misma dirección. El Comandante Torrellas añade que Morales se había retirado de Calabozo y estaba situado al pie de los montes de Ortiz; que todos los pueblos de Occidente, desde Sarare hasta San Felipe y la Costa, no aguardan sino nuestra aproximación para sublevarse.
Tan importantes novedades han decidido a S.E. a continuar el movimiento de este ejército sin esperar la reunión proyectada antes, y que ha sido la causa de nuestra lentitud; porque si no confirman estas noticias es muy probable que la [confirmación] [3] aproximación de S.E. por esta parte acabe de completar los embarazos del enemigo, y le obligue desde ahora a refugiarse en Valencia, dejándonos en libertad de reunir sin riesgo todas nuestras fuerzas en San Carlos, o aprovechar cualquiera ocasión que se presente de batir las tropas que [según] [4] había en Araure, las cuales, según se dice, ya en Ospino, han replegado también hacia San Carlos.
Una carta recibida en este momento de un patriota fidedigno de Ospino, confirma todas las noticias que he dado arriba y añade detalles que convencen de su verdad, refiriéndose al dicho de una persona que acaba de llegar de Valencia y había visto entrar a aquella ciudad a los derrotados y emigrados de Caracas. Mil conjeturas favorables se deducen de este conjunto de noticias. Si ellas se confirman, la campaña queda casi decidida con la marcha de este ejército o por lo menos se terminará más pronto y, a menos costa.
Sírvase V.S. instruir de todo a S.E. el Vicepresidente para su satisfacción.
Dios guarde a V.S.
muchos años.
PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ.
* Archivo del Libertador. O’L Vol. XVIII, primera parte, Fº 283-284 v 285.
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