BOLETÍN del Ejército Libertador de Venezuela, N° 7.
En los días cuatro y cinco ha demostrado el enemigo claramente su debilidad, pues han cesado sus fuegos, y sólo disparan algunos tiros cuando hostigamos demasiado los buques con los de nuestras baterías.
Dos soldados que se nos han pasado confirman que la escasez de agua es extrema y la poca que hay muy salobre, que los víveres son muy pocos y casi corrompidos.
Algunos facciosos han tratado de revolucionar en los pueblos de Santa Lucía, Cúa y Sabana de Ocumare [1] pero han sido atacados por las tropas Nacionales al mando del Comandante Elías [2] , y quedan completamente derrotados, habiéndose hecho sesenta prisioneros en la última acción de la Sabana de Ocumare, que dirigió el Ciudadano Capitán Marcelino Plaza [3] ; ha sido mucha la mortandad de los enemigos, y por nuestra parte sólo hemos tenido un muerto y tres heridos; y entre los últimos lo ha sido muy levemente el ciudadano oficial Francisco Piñango [4] , que comandaba los cazadores, y se ha distinguido por su valor e intrepidez. Cinco Divisiones persiguen por todas partes los restos de estos bandidos; ellos serán destruidos inmediatamente, y la tranquilidad pública quedará cimentada de un modo irrevocable.
Acaba de saberse por partes oficiales que han llegado a la Capital dos enviados del General en Jefe de las tropas Republicanas de Cumaná [2.Lo era el General Santiago Marino. Véanse el doc. N° 143, nota 3, y el doc. N° 253, nota principal, de la correspondencia oficial de esta colección.[]] cerca del Libertador de Venezuela, los cuales se esperan de un momento a otro en este Cuartel General; ofrecen ocho buques de guerra que vendrán inmediatamente a bloquear este Puerto, y hacerlo rendir a las armas de la República.
La Providencia va preparando los sucesos de modo que caigan en nuestras manos los tiranos que han destruido a Venezuela, y existen refugiados en las fortalezas de esta plaza.
Por cartas de la Península de personas de bastante representación, sabemos la venida de dos buques mercantes, pero sin ninguna de las tropas españolas tan decantadas por los intrusos, que forman su única esperanza, y el solo instrumento de que se valen para mantener alucinados a los desgraciados americanos que siguen sus miserables banderas.
Cuartel General de Puerto Cabello, 6 de septiembre de 1813, Tercero y Primero.
RAFAEL DE URDANETA
Mayor General.
* De un impreso de época coetánea. Se publicó en hoja suelta en Valencia, por Juan Huillín como impresor del Gobierno. Se conserva un ejemplar de tan raro impreso, en la Hemeroteca Nacional de Madrid. Se reprodujo el facsímil en La Forja de un Ejército- Documentos de Historia Militar, 1810-1814, Caracas, 1967, pág. 189. Sobre el firmante del Boletín, véase la nota principal del doc. N° 145, en la correspondencia personal de esta colección.