Excmo. Señor Presidente del Congreso de la Nueva Granada.
Excmo. señor:
Tengo el honor de contestar al oficio de V. E. de 21 de julio último.
El detal que V.E. espera de las acciones posteriores a la de Niquitao, estará ya en noticia de V.E. pues no he omitido participar a V.E. todos los sucesos de las armas granadinas en la campaña de Venezuela. A mi llegada a Caracas destiné algún tiempo a la organización del Gobierno y también tuve el honor de insinuarlo a V.E., exponiendo las medidas políticas que había adoptado para consolidar la libertad sobre las bases de una administración vigorosa y de prontos recursos, como lo exigen las circunstancias actuales. Dispuse también levantar dos expediciones que ya han marchado: la una a los Llanos vecinos al Orinoco para destruir los restos del ejército de Yáñez, acogidos en San Fernando de Apure, y abrir la campaña de Guayana; la otra, para acercarse a la ciudad de Coro y apoderarse de algunos de los pueblos de aquella Provincia.
La que había salido de Caracas hacia las fronteras de Barcelona, ha quedado casi sin objeto, porque de todo aquel vasto territorio han huido los cobardes españoles, dejándolo todo en nuestro poder. Sólo restan unas guerrillas errantes de bandoleros, capitaneados por el fraile Márquez [1] y cuya rendición se espera por instantes.
Yo ofrecí a V.E. en mis partes anteriores que le informaría, dentro de poco tiempo, de la toma de Barcelona por el Comandante Piar [2] . En efecto, las armas republicanas han entrado en aquella ciudad y el ex-Gobernador Cagigal [3] no ha podido salvarse sino atravesando precipitadamente el Orinoco.
Las tres Provincias de Oriente, Margarita, Cumaná y Barcelona, están enteramente libertadas. En mi parte de 30 de agosto próximo pasado [4] dije a V.E. los progresos del sitio de Puerto Cabello, e incluí los Boletines donde se halla el detal de las operaciones. Cada día se estrecha más y más en términos que el mal estado del enemigo se manifiesta por todos sus movimientos. Yo he aumentado el número de mis baterías contra el Castillo de San Felipe, contra los buques de la bahía y contra la parte interior del puerto, que es la que poseen los enemigos.
A consecuencia de haber atacado el 31 del mismo agosto al enemigo en sus atrincheramientos y haberlos abandonado vergonzosamente, se fugó la guarnición del inexpugnable castillo el Mirador de Solano, de que tomamos inmediatamente posesión. Más habiendo sido perseguida se encontró en los bosques al malvado Zuazola [5] , Capitán español y verdugo de infinidad de hombres, mujeres y niños degollados por sus propias manos; cuatro españoles más y algunos americanos. Zuazola ha sido ahorcado en la plaza de Puerto Cabello, castigo merecido por sus enormes crímenes; los cuatro españoles pasados por las armas y los americanos perdonados.
Dentro de pocos días espero tener la satisfacción de avisar a V.E. que Puerto Cabello está bloqueado por mar, y entonces no podrá continuar el enemigo su resistencia.
Dios guarde a V.E. muchos años.
Cuartel General de Puerto Cabello, 4 de setiembre de 1813. 3° de la Independencia y 1° de la Guerra a Muerte.
Excmo. señor.
SIMÓN BOLÍVAR.
[Al margen consta:]
Tunja, noviembre 9 de 1813.—Al Congreso para su conocimiento y satisfacción.—Madrid [6] . Tunja, noviembre 10 de 1813.—Enterado el Congreso, vuelva al Poder Ejecutivo.—Por el Congreso.—Castillo, Vicepresidente.— Hoyos.—Francisco Javier Cuevas.
* De un impreso moderno. O’Leary, Memorias XIII, pp. 354-355, publica el texto del documento y dice haberlo tomado del "Original del Archivo". La Comisión Editora no ha podido examinar el original. Sobre el destinatario, Camilo Torres, véase la nota principal del doc. N° 116, de la correspondencia oficial de esta colección.
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