Boletín del Ejército Libertador de Venezuela.
Número 3 [1] .
Parece que la mala fe es la basa de todos los procedimientos de Monteverde y sus satélites; después de haber aceptado el canje de los prisioneros, estando nuestro emisario [2] discutiendo el modo de verificarlo, fija en las trincheras la bandera parlamentaria, se rompió el fuego por los enemigos, quebrantando de este modo los usos de la guerra que observan religiosamente todas las naciones, menos la española; últimamente ha quedado sin efecto la negociación, pues las ridículas proposiciones que se proponen, son tan extrañas como inadmisibles.
El deseo de libertar a una parte de nuestros hermanos que gimen en las mazmorras de esta plaza, bajo el más bárbaro de los tiranos, y economizar la sangre humana, dio motivo al General en Jefe para acordar el canje, que queda sin efecto por la ferocidad y estupidez de los enemigos del nombre americano.
Las operaciones militares siguen por nuestra parte con la mayor actividad; se han establecido baterías con la artillería que ha llegado en este día de Valencia, cuyos tiros y los de las vigías, han hecho alejar considerablemente los buques de guerra que por el flanco izquierdo molestaban nuestra infantería.
El enemigo ha incendiado sus trincheras y varias casas contiguas a ellas, abandonado [sic] en seguida sus posiciones para encerrarse en la estacada.
Los fuegos del castillo, buques de guerra y lanchas cañoneras han sido frecuentes todo el día y la noche; balas rojas y de todos calibres, metralla, palanquetas encendidas, y doce bombas han tratado, aunque en vano, de destruir nuestra línea; pero no hemos experimentado la menor desgracia, y las tropas de la República permanecen siempre con el denuedo que las ha hecho distinguir en la gloriosa campaña que concluirán en breve.
Cuartel General de Puerto Cabello, 29 de agosto de 1813, tercero, y primero.
RAFAEL DE URDANETA.
* De impreso de época coetánea. La Gaceta de Caracas, N° III, correspondiente al jueves 9 de septiembre de 1813, da el texto de este Boletín, que probablemente fue impreso también en hoja suelta que la Comisión Editora no ha podido examinar, así como tampoco el manuscrito original del documento.
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