Lima, 23 de febrero de 1825.
Al Excelentísimo, señor Presidente del Soberano Congreso del Perú.
Excelentísimo Señor:
Tengo la honra de responder a la comunicación en que VE. se ha servido manifestarme la generosa negativa del Soberano Congreso, a la mía, en que renunciaba el millón de pesos, que la Representación Nacional del Perú, ha querido poner a mis órdenes.
Veo con infinita satisfacción el empeño de manifestarme un reconocimiento, que, a la verdad, ha traspasado ya sus límites regulares. Por consecuencia de estas demostraciones excesivas he venido yo a quedar de beneficiado; y por lo mismo, deudor de gratitud: pero sea cual sea la tenacidad del Congreso Constituyente, la mía no puede ser excedida, no habiendo poder humano que me obligue a aceptar un don que mi conciencia repugna.
Yo repito a VE., para que se digne hacerlo presente al Congreso, que sin aceptar la gracia en cuestión, mis servicios quedan recompensados infinitamente más de lo que yo me atrevía a desear.
VE. sabe si el Congreso ha dejado de hacer algo que no me sea glorioso. Me ha nombrado Padre y Salvador del Perú: me ha decretado los honores de Presidente perpetuo: ha mandado grabar mi busto en una medalla, me ha [1]] llamado Libertador y me ha obligado a encargarme del mando del Perú, y después me señala una enorme fortuna. Yo he aceptado todo con gozo, menos lo último; porque las leyes de mi patria y las de mi corazón me lo prohiben.
Sírvase VE. aceptar los testimonios de mi alta consideración y respeto.
[SIMÓN BOLÍVAR]
* De un borrador. Archivo del Libertador, Sección O’Leary, tomo 38, folio 22 recto y Vto.