Guayaquil, 22 de julio de 1822.
Al Excmo. señor don Pablo Morillo.
Mi estimable señor y amigo:
El señor coronel don Basilio García, después de haber llenado su deber hasta lo imposible, se restituye a España sin responsabilidad alguna con respecto a Colombia, porque la capitulación que ha hecho conmigo salva a todas las tropas de su mando de la triste suerte de prisioneros de guerra. Me tomo la libertad de recomendar a Vd. a este oficial, para que, en todo caso, pueda Vd. asegurar que su conducta, en todo sentido, ha sido muy distinguida. En la parte militar ha hecho más de lo que se debía esperar, pues a pesar de la desventaja en que se hallaba, defendió a Pasto con una audacia y un acierto que harían mucho honor al mejor general. Por otra parte, la regularización de la guerra la ha cumplido religiosamente y con la mayor humanidad, y en las transacciones conmigo sobre armisticio se ha conducido con una fineza que yo no esperaba. En fin amigo y señor, este oficial hace honor al ejército expedicionario.
El estado de guerra en que aún desgraciadamente nos hallamos, no me permite extenderme con Vd. sobre nuestros sentimientos personales, porque la revolución puede haber colocado a Vd. en una situación que le comprometa cualquiera expresión mía; pero de todos modos, debe Vd. contar con que mis ofertas de Santa Ana son y serán eternas.
Soy de Vd. con la más alta consideración su atento obediente servidor.
BOLÍVAR
*De un impreso moderno. "Cartas del Libertador". (Fundación Lecuna), tomo III, págs. 248-249.