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DOCUMENTO 9343 CARTA DE BOLÍVAR AL GENERAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE, FECHADA EN OTUZCO EL 14 DE ABRIL DE 1824. SE REFIERE AL ALZAMIENTO DE OLAÑETA Y SUS CONSECUENCIAS. REFIERE LA FUTURA MOVILIZACIÓN DEL LIBERTADOR PARA BUSCAR A CANTERAC. ACUERDA ENCONTRARSE CON EL EN MOLLEPATA Y LE NOTIFICA QUE LOS INGLESES APOYAN LA CAUSA PATRIOTA.*

Otuzco, 14 de abril de 1824.

Al señor general: Antonio José de Sucre.

Mi querido general:

Ayer llegué aquí de Trujillo, con buenas noticias de los enemigos recibidas por mar; por lo que, antes de tener comunicaciones de Vd. sobre el mismo particular, se las doy yo a Vd.

Una proclama del Virrey publica la insurrección de Olañeta en el Alto Perú, el cual dicen que ha recibido el despacho de Virrey del Perú; pero el hecho es que Olañeta proclama al Rey absoluto, sin órdenes del Virrey; por lo que ha marchado Valdés contra este servil, y aseguran de Lima que el 22 de mayo estaba Valdés en Oruro con su división.

El Virrey dice en su proclama, que Valdés se vio obligado a proclamar al Rey absoluto en las provincias del otro lado del Desaguadero, por causa del procedimiento de Olañeta.

El Virrey llama insubordinado y perturbador, con otros más títulos de oprobio, al general Olañeta. También ha consultado La Serna a los peruanos sobre el negocio de la constitución y del servilismo; no sé en qué términos, porque no he visto la consulta; pero consta de la proclama que los ha consultado.

Hay otros muchos puntos importantes que indican su libertad y su forzada sumisión a Fernando.

Todo esto indica que hay división en el ejército español, y que pronto van a verse despedazados por los partidos y aun los combates. El resultado final es: primero, que Olañeta está con su división más allá de Oruro, y que iba retirándose hacia Jujuy; segundo, que Valdés está más allá de Oruro; tercero, que estos cuerpos no pueden batirse con nosotros en el mes de mayo; cuarto, que el Rey se ha de poner de parte de Olañeta, y quinto, que La Serna, Valdés y Canterac deben variar de sistema para no ser perseguidos por el gobierno de España.

Todas estas consecuencias son ciertas e infalibles, no dude Vd. de ellas, porque he pensado mucho sobre estos puntos, sin la menor lisonja.

A consecuencia de todo esto, yo pienso que debemos movernos en todo el mes de mayo contra Jauja, a buscar a Canterac, que no nos puede resistir.

Para ejecutar este gran movimiento necesitamos de mucha reflexión y de muy buen cálculo, para acertar en la elección de las medidas y de los medios. La más grande dificultad consiste en el estado de los caminos, de los caballos, de los pastos, y también de los ganados y de los granos que son indispensables para los hombres y los caballos.

Sobre todo esto piense Vd. mucho, para que me aconseje lo mejor.

Lo que es capital en todo es la dirección que debemos tomar para preparar los depósitos y dar órdenes en consecuencia.

No permita Vd. que los caballos se hierren con las herraduras que se han mandado, porque los clavos no valen nada, nada; que se vayan adobando entretanto las herraduras mientras se consiguen buenos clavos, que yo los mandaré de hierro de Vizcaya grandes y buenos. Los herradores y herreros, que adoben perfectamente las herraduras, para que no se pierda el tiempo.

Los caballos buenos, útiles, que se vayan engordando con cebada, que deberá conseguirse a todo trance, aunque sea comprándola a cuenta de cuentas, o por dinero si no hay otro partido.

Venga Vd. a verme inmediatamente a Mollepata, para donde parto pasado mañana: allí trataremos de todo, todo.

Antes de salir Vd. de su cuartel general deje Vd. todas las órdenes necesarias sobre las medidas preparatorias para la marcha hacia adelante, o atrás, conforme a las circunstancias.

Por cualquier evento, el enemigo puede echarse sobre nosotros mientras estamos divididos, y por lo mismo debe preverse el caso. De resto, todo debe referirse a mis nuevas miras de marchar adelante.

En todo este mes estará todo en la Sierra; ya queda poco en Trujillo; las tropas recién venidas han salido el mismo día que yo, con mucho parque, caballos y mulas. Y supongo al general La Mar en Cajabamba con todo lo que había en Cajamarca.

En su marcha por Corongo verá Vd. aquella posición; y en todo el territorio que recorra Vd. puede ver y ordenar lo conveniente.

Medite Vd. en el camino mucho sobre lo que conviene más: primero, si marchar a Cajatambo por Huaylas con el ejército; segundo, si marchar por Conchucos y Huamalíes a Huánuco; y tercero, si convenga marchar por ambas vías y reunimos en un punto dado.

Estos tres puntos y las medidas preparatorias para nuestra marcha, a fin de proveer a nuestras necesidades futuras, son objeto de una grave y detenida meditación.

El negocio de los ganados es muy grave, y por lo mismo deben pensar en hacer retroceder al que ha venido, y en llevar mucho más aún de esta provincia y de las de ese departamento; pero haciendo atención a los pastos y a los caminos.

Pregunte Vd. mucho a todo el mundo sobre lo que nos interesa para saber algo de cierto, y no engañarnos en malas conjeturas, o en nociones falsas. Las bestias que han entrado en la Sierra, de los valles de la Costa, sufren mucho por el clima y por la piedra: pensemos en los medios de evitar esta horrible falta.

Tenemos 1.400 hombres de caballería por lo menos; cada hombre irá montado en una muía y llevará su caballo de diestro; pero esto no bastará.

El parque y el bagaje nos ocuparan mil mulas y debe llevar reemplazos. Diez mil reses de repuesto serán pocas.

El pan y la menestra serán muy difíciles aunque haya granos: se debe mandar labrar galletas adelante. Debemos pensar en que llegue cada hombre con un saco de maíz o cebada cocida o tostada: también mucha cebada para los caballos, que deberán llevar en dos sacos de dos arrobas, cada caballo. Sobre cada uno de estos depósitos debe ordenarse lo conveniente adelante y Vd. debe hacerlo todo, todo.

El coronel Bruix lleva todo para su regimiento, que deberá montar a 200 hombres.

El comandante Paredes queda en Trujillo aguardando todas las bestias que deben venir de Piura.

Nos sobará dinero para la campaña: quince mil duros están marchando hacia Vd. en plata; después irá más.

Todo lo que Vd. me ha pedido, se está haciendo en Trujillo e irá con Paredes o el comisario, a fin de este mes. Van vestidos para los cuerpos que están allá, pero pocos porque no hay tiempo de hacer más.

Las noticias de Inglaterra son muy buenas: viene una escuadra inglesa y un cónsul para el Perú. Al gobierno español le han negado un empréstito en Londres. Todo indica favor a nosotros y guerra a España; sobre todo, no dude Vd. un momento de mi opinión.

Ya Vd. sabrá que los enviados ingleses a Colombia han asegurado, que nos protegerán ante los aliados y, por supuesto, contra la España que ya se mira como aliada. Seremos ya reconocidos en este momento por los ingleses.

Pienso mandar al coronel O’Connor en una comisión cerca de Canterac; pues hay noticias de que ellos quieren tratar con nosotros.

Nada puedo decir a Vd. de más. Soy su afectísimo amigo de corazón.

BOLÍVAR.

Adición: Mande Vd. a saber de los godos sobre estas noticias de Olañeta. El general Arenales está levantando una formal expedición en Salta.

Freiré marchó a Chibé con 3.000 hombres. Todo va muy bien en Colombia. Haga Vd. que a los caballos de la costa se les hagan todos los remedios imaginables a fin de que se les endurezcan los cascos, quemándose con planchas de hierro caliente, y bañándoselos con cocuiza que se mandará buscar donde quiera que la haya; que se les de el pasto atados y el agua a mano, para que estando en seco no se pasmen en los primeros dos o tres días humedeciéndose: y últimamente que, si posible es, estén bajo de cubierta.

Mande Vd. cambiar los caballos de la Costa malos, por otros buenos de la sierra.

* De un impreso moderno: Memorias del General O’Leary. Tomo XXIX, p. 469-475.

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