Trujillo, 30 de marzo de 1824. [1]
(A S. E. el general F. de P. Santander.)
*... de mí mismo y yo no dudo que todos participen de mis sentimientos. Si en Carabobo tenía miedo de perder la batalla, aquí no tengo ninguno, porque poco se me dará que el diablo se lleve un país lleno de ingratos, y mucho menos que los españoles vayan a enseñar la libertad a Colombia, así, pues, mis movimientos serán tan resueltos que todo marchará como el rayo y nuestra divisa será la temeridad: más desesperado me encuentro aquí, que cuando nada me quedaba que perder.
Vd. verá, por algunos impresos, las perfidias del señor Tagle y los combates de papel que se están dando.
El General Córdova ha llegado con 900 hombres de Guayaquil; toda gente de Bochalema que pronto irán a hacer sus maniobras como en Boyacá. Acuérdese Vd. de esta alusión.
De este país estamos sacando los recursos que se pueda: por supuesto, haciéndonos adorar por las medidas militares.
He recibido los retratos de Zea y de Lara, a quien se los he regalado por parecérsele mucho. ¡Útil establecimiento del señor Zea!
Siempre tengo que decir a Ud. mucho: sólo en esta ocasión no se me ocurre nada, porque la fuerza de los sentimientos y de las pasiones no dejan libertad sino a los monosílabos y a las exclamaciones violentas.
La tal Santa Alianza me hace reír: las expediciones francesas me excitan a compasión de los que las creen, porque hay cosas que aunque salgan ciertas no se deben creer sino después de sucedidas, como la expedición de Egipto, que era una demencia emprenderla, y como las reformas de la Iglesia en España, que eran otra demencia; lo mismo digo de las expediciones españolas que tampoco se pueden concebir como ejecutar. En sustancia diré a Vd. que la única hostilidad que se nos puede hacer en América es el impedir los auxilios a nuestro ejército en el Perú, y que el único auxilio que pueden recibir nuestros enemigos, es este servicio negativo. Un volumen no bastaría para numerar las razones que tengo para pensarlo así: sin embargo, como todo lo posible se suele hacer, puede suceder que se verifique lo contrario.
Adiós, mi querido general, soy de Ud. de todo corazón.
[BOLÍVAR]
* De un impreso moderno. Archivo de Santander, Tomo 11, p. 345-346.
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