Trujillo, marzo 27 de 1824.
Al señor Ministro de Relaciones Exteriores de Chile.
En este momento acabo de recibir el duplicado de una comunicación muy importante del comandante general del Istmo de Panamá, que tengo la honra de incluir a V. S. original.
Ella dará a V. S. un conocimiento de los temores de una invasión europea a Méjico y a Colombia por cuya razón no tenemos que esperar más recursos ni refuerzos de Colombia, pues dos mil veteranos que estaban ya embarcados en Maracaibo para Portobelo, han sido desembarcados por orden de nuestro gobierno que se prepara resistir cualquiera invasión.
Así S. E. el Libertador queda reducido en el Perú a sólo las fuerzas que actualmente tiene de Colombia y de esta nación, bien inferiores a las del enemigo.
Los estados independientes del sur como Chile y Buenos Aires, por su posición geográfica, están más distantes del ataque que amenaza a Colombia y a Méjico, y de consiguiente en actitud y en necesidad de ocurrir con sus fuerzas, con sus recursos y con sus auxilios a destruir el Ejército Real del Perú antes que con sus nuevas victorias, adquiera nuevas fuerzas, y con ellas nuevos medios de someter enteramente al Perú y extender sucesivamente su poder, ya colosal, a Chile y a Buenos Aires.
El Libertador de Colombia, como jefe de esta nación, como encargado de la del Perú, como aliado, como americano, cree deber comunicar volando a sus compatriotas a sus hermanos de Chile y a todos los hombres, y a todos los gobiernos de América independiente, esta situación y estos temores, para que haciendo un esfuerzo simultáneo escarmienten los esfuerzos europeos de España y Francia, si se ligan contra nosotros.
El Libertador cree, o más bien está persuadido íntimamente, que si el gobierno de Chile envía volando una expedición de 3.000 hombres a Huanchaco, es tiempo de destruir completamente el Ejército Real del Perú: de quitar a los enemigos donde poner un pie en el Pacífico y hacer una masa formidable de independientes en el sur, pero si el gobierno de Chile no manda volando este poderoso contingente, el Libertador se verá en la dura necesidad de abandonar la cara libertad y la independencia del Perú a las cadenas españolas y de buscar en Colombia posiciones inexpugnables, como las del Juanambú, para poder resistir allí el torrente que se precipitará sobre nosotros, a menos que, contra toda probabilidad, el buen genio de la América quiera que antes de recibir V. S. esta comunicación hayamos batido al ejército español si nos buscan en nuestras posiciones.
Al hacer V. S. esta exposición de parte del Libertador se promete S. E. que ella hará en el gobierno chileno la profunda impresión que está envuelta en su naturaleza, y que ese gobierno alargará una mano pródiga y benéfica a los que luchan por los intereses de la América entera.
Dios guarde &.
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador de Secretaría. Archivo del Libertador, Sección O’Leary, Tomo 36, folios 230 al 231.
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