Rio Bamba, 1° de junio de 1829.
Al señor Dr. Torres, Gobernador Del Obispado de Quito.
Mi querido doctor:
Remito una carta que importa que llegue a manos del coronel Jiménez, comandante del batallón Callao, que está en Popayán; pero como se puede perder porque los correos están violados a cada instante, y los pastusos se pueden levantar de un momento a otro, mándela Vd. a Popayán, poniéndole el sobre Vd. mismo a alguna persona de mucha confianza, para que se la entregue en manos propias y que todo se haga muy reservadamente. Podría Vd. remitirla, si lo tiene a bien, al Dr. Grueso o bien al Dr. Urrutia, encargándoles siempre que Vd. desea que lo hagan con reserva.
Por acá todo va bien, y espero de un momento a otro a Mosquera, que fue a Guayaquil a tratar con Flores, para ver lo que hago con estas tropas que han venido al Sur. Dígale Vd. al general Torres que no he recibido de él ninguna cartica confidencial, que lo haga siempre; pues aunque me incomode algunas veces, no por eso dejaré de ser su mejor amigo, pues que conozco que su mayor defecto es su demasiada bondad. También le dirá Vd. que haga una averiguación escrupulosa en esa Administración de Correos sobre el correo que salió el 29 de abril de Bogotá y llegó ahí el 26 o 27 del que terminó, pues nos ha faltado toda la correspondencia de tres Ministerios, así oficial como particular, y casi toda la de Venezuela, y acaso dinero que puede habernos remitido el Ministro de Hacienda. También debe mandar Imbabura, a Pasto y Popayán a hacer la misma averiguación.
Quedo de Vd. su afectísimo amigo.
BOLÍVAR.
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