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DOCUMENTO 2045. DE UNA COPIA. O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR PARA EL DOCTOR JOSÉ MARÍA DEL CASTILLO Y RADA, FECHADA EN EL CAMPO DE BUIJO EL 6 DE JULIO DE 1829. DICE QUE SE SATISFACE POR LA ELECCIÓN DEL SEÑOR SOTOMAYOR COMO OBISPO DE CARTAGENA; QUE PRONTO LE SERÁ ENTREGADA GUAYAQUIL, COMO PARTE DE LA GUERRA QUE SIGUE EL PERÚ CONTRA COLOMBIA, Y LE EXPRESA SU PESAR POR LA ANGUSTIOSA SITUACIÓN POLÍTICA DE LOS PUEBLOS DE AMÉRICA.

Campo de Buijó, frente a Guayaquil, 6 de julio de 1829.

AL SEÑOR DOCTOR JOSÉ MARÍA DEL CASTILLO RADA.

Mí querido amigo:

He tenido como siempre el mayor placer al leer la carta de Vd. de 29 de mayo, y quedo enterado de cuanto me dice en ella.

Me ha parecido, como a Vd., muy bien hecha la elección del con­sejo en el señor Sotomayor para el obispado de Cartagena, y yo la confirmaré. Nosotros seguimos muy bien por lo que hace a esta guerra tenemos bastante seguridad de que nos será entregado Guayaquil antes de quince días y tenemos fundadas esperanzas de hacer la paz con el Perú, pero nada de esto disminuye mi congoja teniendo como tengo cada día mas a la vista el triste cuadro de nuestra América.

En Chile y Buenos Aires no cesan las revoluciones y cada vez con más desenfreno, en Guatemala sin haber realistas, centralistas, ni vitalicios, se despedazan atrozmente como caribes, en Méjico han cometido horrores, que continuaran probablemente, y el Perú nos acaba de presentar el ejemplo más funesto de desmoralización en la caída de La Mar y su gobierno, que aunque sea feliz en el momento para nosotros por la actual contienda. ¿Quién podrá negar que es el ejemplo más pernicioso que pueda presentarse a los pueblos? ¡Ojala que yo me equivocara! Mas los combustibles que ella contiene no pueden dejar de prender y destruirla. Se habrán hecho buenas elecciones, habrá un buen Congreso y este dará una buena Constitución, pero quien será quien la sostenga? Dirá Vd. que yo ¿ y quién contendrá a los ambiciosos, a los anarquistas, a los asesinos, a los traidores? No hay medio, mi amigo esta América esta pérdida para nosotros.

Los Españoles se pondrán de acuerdo con toda la Europa y la conquistaran sin que los viejos patriotas puedan resistir.

Yo veo todo esto como la luz del medio día.

Soy de vd.afectisimo amigo y servidor.

BOLIVAR.

Póngame a los pies de la señora.

NOTA DEL COMPILADOR:

Creemos conveniente insertar aquí la nota de Bolívar al consejo de gobierno en que expresa su opinión sobre la estabilidad de los nuevos gobiernos de la América Española y la conveniencia de celebrar una alianza o un tratado coa la Inglaterra tendiente a asegurar la paz en las nuevas repúblicas por medio di la mediación, protección o influencia de aquella potencia; proyecto que no es, como dice Retrepo, producto de la exaltada sensibilidad de Bolívar ni consecuencia de la debilidad debida a reciente enfermedad, sino la misma idea que brillantemente desarrolló el Libertador en el escrito titulado "Un pensamiento sobre el Congreso de Panamá", y a la que hace alusión en muchas cartas de esta colección, como puede verse, por ejemplo, en las dirigidas a Santander (Cuzco, 28 de junio de 1825) etc. y a Revenga (Cuzco, 10 de julio de 1825 y Magdalena, 17 de febrero de 1826) etc.

El consejo de gobierno, influido por la situación general de la América antes española, y la presencia del comisionado francés Bresson, poco después de haber recibido esta nota, cometió el grave error de formular el célebre proyecto de monarquía, do que se venía ocupando, creyendo, según Restrepo, resolver por este medio el difícil problema recomendado con tanta fuerza por el Libertador, sin obtener el consejo otro resultado práctico que el de suministrar a los regionalistas y a los enemigos de Bolívar el arma más terrible contra la unión colombiana.

Véase "Un Pensamiento sobre el Congreso de Panamá" en "Pápeles de Bolívar", página 237, y los sucesos a que nos referimos en Restrepo, "Histo­ria de Colombia", IV, páginas 211 a 231.

La parte final de este documento, presentada en fragmento, ha servido para sostener la tesis absurda de que el proyecto de monarquía había sido sugerido por Bolívar.

José Manuel Restrepo, Historia de Colombia, tomo IV, pagina 211.

REPÚBLICA DE COLOMBIA,

Secretaria General de S. E. el Libertador

Cuartel general en Buijó, 6 de julio de 1829.

Al Honorable señor ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores.

Señor.

Señor he tenido la honra de dar cuenta a S.E. el Libertador Presidente de la comunicación de V.S.de 25 de Mayo contraída a manifestar los pasos que ha dado privada y oficialmente por el Ministerio de V.A para excitar a los gobiernos de los Estados Unidos y del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, por medio de sus ministros, a una mediación entre el Perú y Colombia; y de las observa­ciones que ha hecho el consejo a la indicación que de orden de S. E. trasmití a V. S. sobre la conveniencia de solicitar de alguna potencia europea tomase la América bajo su protección. Los primeros son conformes con los deseos de S. E. Las segundas, aunque desenvuelven los principios del derecho de gentes conven­cional, son más bien aplicables a la palabra protección, de que me he servido en mi nota de 4 de abril, que a la idea concebida por S. E. y que no acerté a expresar. Desde que las diferentes secciones americanas han ensayado infructuosamente todas las formas de gobierno simples o mixtas comprendidas entre la democracia pura y el completo absolutismo; después que los pueblos se han familiarizado en destituir, deportar y aun ejecutar infamemente a los monarcas, directores, presi­dentes y demás conductores de las naciones; cuando los gobiernos nuevos hacen profesión de desconocer todo derecho de gentes, y guiados por el instinto del mal y por su propio interés, han conculcado los tratados más solemnes y faltado a la fe pública de las sociedades; después que ineptos para gobernarse a sí mismos son frecuentemente la presa del primer ambicioso, de un emprendedor audaz, y convertidos en instrumentos ciegos de pasiones individuales, llevan la guerra a las naciones limítrofes; desde que la desmoralización ha penetrado en el corazón de los ejércitos; cuando la demagogia ha arrastrado a los hombres, no sólo a despedazar las entrañas de su patria y abrasarla en el fuego de la discordia civil, sino en invocar a los enemigos de aquella, abrirles las puertas y franquearse a ellos como a mis colaboradores; después, en fin, que la sed de mando ha suge­rido el medio de saciarlo, vituperando a los predecesores hasta el extremo de filiar contra ellos en favor de los enemigos; y cuando la antigua metrópoli, tan lejos de perder las esperanzas de reconquista, hace preparativos para una nueva y fuerte expedición sobre las costas y provincias astrales de la América, es pre­fijo, es inevitable deplorar anticipadamente la futura suerte del Nuevo Mundo. ¿Qué medios pueden escogitarse para salvarnos por nuestros propios esfuer­zo? del estremecimiento casi universal que ha derrocado los imperios, que ha sepultado las repúblicas, que ha hecho desaparecer las naciones enterase ¿Cómo librar a la América de la anarquía que la devora y de la colonización europea que la amenaza? Se reunió un congreso anfictiónico, y sus tareas fueron desde­ñadas por las naciones más interesadas en sus convenios. Se propuso una fede­ración parcial de tres estados soberanos, y la maledicencia y el escándalo se ele­varon hasta los cielos. En fin, la América necesita de un regulador, y con tal que su mediación, protección o influencia emanen de una nación poderosa del antiguo continente, y con tal que ejerza un poder bastante para que en caso de ser desatendida e insuficiente su política, emplee la fuerza y haga oír la voz del deber lo demás es cuestión de nombre.

S. E. está al cabo de las dificultades que hay para que Colombia implore el favor de la Europa o de una nación cualquiera para sí y los demás estados americanos. Lo está también de los celos que excitaría entre las potencias europeas la influencia que una de ellas (que no fuese la España) ejerciese sobre la América pero debiendo ésta a la Inglaterra doscientos millones de pesos, es sin duda la nación a quien más interesa impedir la destrucción y la esclavitud de la América.

Pero este interés aislado o falto de aplicación y ejercicio no pondrá a la América a cubierto de ser colonizada nuevamente por la España u otra nación continental, y he aquí el termino de la revolución y el fruto de veinte años de sacrificios.

S. E. no tiene en este negociado el más remoto interés personal, fuera del de Colombia, fuera del de la América. No se adhiere a la palabra; busca la cosa. Llámese como se quiera, con tal que el resultado corresponda a sus deseos, de que la América se ponga bajo la custodia o salvaguardia, mediación o influencia de uno o más estados .poderosos que la preserven de la destrucción a que la con­duce la anarquía erigida en sistema, y del régimen colonial de que está amenazada ¡Inglaterra no ofreció espontáneamente su mediación entre el Brasil y el Río de la Plata! ¡No intervino a mano armada entre la Turquía y la Grecia! Busquemos, pues, señor ministro, una tabla de que asirnos, o resignémonos a naufragar en el diluvio de males que inundan a la desgraciada América.

Sea V. E. servido de someter nuevamente al consejo esta explicación de los votos del Libertador por la felicidad de las naciones, en cuya existencia le ha cabido no pequeña parte.

Soy de V. S. con perfecto respeto muy obediente servidor.

JOSÉ D. ESPINAR.

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